Provincia | 1 ago 2022
espera por una mejora en la economía
Las expectativas de Kicillof, ahora, ¿en las manos de Massa?
El Gobernador bonaerense aspira a que se recreen las expectativas y aminore su marcha la escalada del costo de vida que horada fundamentalmente los ingresos de los sectores que electoralmente acompañan al oficialismo. Los gremios estatales y docentes presionan por una apertura paritaria que contemple los nuevos pronósticos inflacionarios tras el sacudón por la salida de Guzmán.
El resonante episodio de restructuración política del gobierno de Alberto Fernández que elevó la figura de Sergio Tomás Massa al rango de superministro tuvo distintos condimentos que tuvieron como uno de los protagonistas relevantes al gobernador bonaerense Axel Kicillof.
El mandatario provincial se constituyó en uno de los más activos gobernadores que virtualmente emplazaron al presidente Fernández, durante su visita de la semana pasada a la Casa Rosada, a que tomara medidas de fondo para comenzara a suturar la sangría de reservas que amenazaba con desbarrancar la situación económica hacia límites insospechados.
El Gobernador venía invadido por cierta molestia ocasionada por el fehaciente conocimiento del impacto negativo que la creciente incertidumbre financiera tenía sobre la inflación que a su vez horadaba los ingresos de los sectores más postergados que constituyen la base electoral del Frente de Todos.
Kicillof se mostraba expresamente de acuerdo con el pedido de su pares provinciales que le exigían a Fernández un cambio de rumbo que renovara las expectativas y que podría posibilitar al espacio gobernante emerger con alguna dosis de esperanza con miras al turno electoral del 2023, que se avizora con complicaciones sobre todo en el plano nacional.
Cerca del mandatario tienen la ambición de que el entronamiento de Massa consiga una perdurabilidad en el tiempo que supere con creces el impacto que generó la llegada de Juan Manzur al gabinete allá por septiembre del 2021 luego de la hecatombe de las PASO, y el efímero tiempo de esperanza que intentó recrear Daniel Scioli al frente del entonces Ministerio de la Producción nacional.
El gobernador bonaerense siente que puede trabajar con soltura y armonía con el nuevo superministro, es que consideran en el equipo del mandatario provincial que al fin de cuentas pujan por distintos intereses políticos.
Estiman que si Massa logra encauzar con relativo éxito algunas variables de la deteriorada economía argentina se sentirá con derecho a intentar una chance al frente de la candidatura presidencial dentro del Frente de Todos, mientras que Kicillof se consolida en este esquema político vertical como el único aspirante dentro oficialismo a la gobernación bonaerense.
En esta suerte de carambola a tres bandas que constituye la política, el gobernador se vio beneficiado de cierta manera con la salida del juego de Daniel Scioli que nunca descartó la posibilidad de convertirse en un candidato de unidad y consenso dentro del peronismo bonaerense.
El terremoto político sacó de la escena al renunciado ex titular de Agricultura, el chacabuquense Julián Domínguez, que enfrentado al kirchnerismo siempre observó con simpatía la iniciativa de encabezar una rebelión de los referentes del interior del justicialismo provincial.
De todos modos, hasta el momento no se ha escuchando un pronunciamiento abierto de Kicillof de respaldo contundente a la designación de Massa, quizás en línea con quién es su referente y mentora, la vicepresidenta Cristina Kirchner, que ha guardado un prudente silencio aunque ha dejado trascender su acuerdo con la nominación del tigrense.
Más específico y concreto fue el jefe de Gabinete bonaerense y principal socio estratégico de Máximo Kirchner, Martín Insaurralde, que se sumó sin demoras al operativo clamor por Sergio Massa recordando el viejo lazo afectivo que los une.
Kicillof esperará paciente los primeros resultados de la gestión Massa
El mandatario bonaerense evaluará en un periodo cercano a un mes los primeros efectos de las medidas que tomará el nuevo funcionario, al tiempo modo que descuenta que la centralización de las carteras contribuirá a una fluidez en la toma de las decisiones y dará lugar a una eficacia mayor en el rumbo de la gestión nacional.
Kicillof demorará en cierta manera la negociación con los gremios estatales y docentes que exigen desde hace unos días la reapertura inmediata de las paritarias para compensar el salto inflacionario.
Cabe consignar que en el mes de junio, ante del cimbronazo por la renuncia de Martín Guzmán, Kicillof había mejorado la oferta a los gremios estatales y docente llevándola a un 60% anual con la garantía de una revisión en diciembre.
La escalda del dólar y los desajustes políticos llevaron a los sindicatos a plantarse con firmeza y exigir perentoriamente una readecuación de las expectativas salariales, amparándose en el cálculo de algunas consultoras que sitúan el costo de vida en una cifra cercana al 90% para este 2022.
El mandatario prefiere no ejercer presión sobre el nuevo ministro con la problemática del aumento salarial que más temprano que tarde deberá sentarse a acordar con los actores gremiales provinciales.
En rigor, Kicillof tiene la intención de pedir una tregua a los sindicalistas para examinar las consecuencias de las primeras medidas que tome el nuevo superministro: la inflación de julio situada en torno al 8% más el pronóstico poco auspicioso para los próximos meses no le darán un margen de maniobra superior a los 30 días al mandatario provincial.