Por: Federico Cedarri

Ante el tremendo cimbronazo que provocó la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía nacional la reconfiguración en el tablero político repercutirá significativamente en la provincia de Buenos Aires.

A partir de este hecho puntual, el kirchnerismo adquiere un rol cada vez más preponderante y esta situación quedó palmariamente demostrada en la reunión política de Ensenada donde todos los alcaldes del conurbano y el gobernador Axel Kicillof cortejaron prolijamente la puesta en escena de la vicepresidenta de la República.

Esta absolutamente determinado dentro del espacio del Frente de Todos bonaerense que Cristina adquirirá a partir de ahora una centralidad cada vez más acentuada y con la profunda certeza de que su presencia en tierra de Mario Secco constituye la primera de una saga de apariciones concatenadas que la titular del Senado Nacional irá administrando por distintos puntos afines del conurbano bonaerense, bastión inexpugnable del peronismo.

En rigor, esta agenda recargada de recorridas de la Vicepresidenta quizás sea una de las causas por la que los economista cercanos a Sergio Massa no aceptaron encaramarse dentro del gabinete de Alberto Fernández: Cristina haciendo uso de su notable influencia con micrófono en mano ante tribunas enfervorizadas cuestionando desde el púlpito la gestión presidencial no les ofrecía la mejor garantía.

La decisión del kirchnerismo y La Cámpora no se oculta, es abroquelarse en la provincia de Buenos Aires y potenciarse bajo el paraguas protector de Cristina para lograr una reedición del mandato del Frente de Todos.

Incluso también se baraja la chance de que en caso que la situación económica se deteriore aún más, adelantar el proceso eleccionario en territorio bonaerense para el mes de marzo y lograr lo que en su momento intentó hacer María Eugenia Vidal y Mauricio Macri le cercenó.

Queda demostrado que en el peronismo la dirigencia acompaña hasta el cementerio pero nadie entra y como la política es aprendizaje el kirchnerismo no querrá repetir aquella historia, por lo que intentará avanzar en la tesitura de elecciones anticipadas en la provincia si finalmente la escalada inflacionaria comienza a horadar aceleradamente el poder adquisitivo de los salarios.

Kicillof emerge como el candidato natural hacia el 2023

En este escenario de complejidad económica y con la provincia de Buenos Aires como el teatro de operaciones del kirchnerismo, la candidatura de Axel Kicillof aparece consolidada para ir sin obstáculos por un nuevo período en territorio bonaerense.

Según ha trascendido en conciliábulos del oficialismo es muy poco probable que en el peronismo bonaerense se pueda habilitar la opción de internas para elegir la candidatura.

Desde el kirchnerismo y la liga de intendentes del conurbano se muestran coincidentes en la necesidad de evitar cualquier contingencia rayana con disputas intestinas que contribuyan a erosionar cualquier atisbo de cohesión en el frente oficialista.

Los ministros otrora albertistas, Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta, han vuelto sin prejuicios a subordinarse a la conducción de Máximo Kirchner que no sólo los indultó para que pudiesen reinsertarse en el juego político bonaerense sino que los incorporó en la nomenclatura partidaria.

El mandatario bonaerense ha mejorado notoriamente su relación con LaCámpora lo que le ha granjeado el visto bueno de Cristina Kirchner.

Si bien existe cierta desconfianza entre el mandatario y la agrupación del presidente del PJ bonaerense, lo concreto es que las dos partes convinieron cerrar filas y no levantar en demasía el avispero ante la inquietante situación económica.

El Gobernador es consciente de que la complejización de la situación económica amenaza la pax social con los gremios provinciales, quienes volverán a la carga perentoriamente por una mejora sustantiva de sus salarios.

Y algunos no se quedan allí, de hecho los sindicatos más combativos que se encuentran dentro de la órbita de la amigable CTA están exigiendo al mandatario bonaerense que la actualización de sus haberes tome como parámetro la inflación de alimentos y no el número global que da el INDEC todos los meses.

Si bien en un primer momento esta opción fue desestimada por el Gobierno, los gremios más ligados al peronismo tradicional como UPCN también le han hecho llegar al Ejecutivo su disconformidad con el pago de las actualizaciones en cuentagotas, y esgrimen como sustento un informe técnico que dictamina que de continuar con el gradualismo salarial los salarios perderán cinco puntos este año y no lograrán compensan la espiral inflacionaria.

Kicillof dispensó un gesto resonante hacia SUTEBA, el gremio de educadores que conduce el cristinista Roberto Baradel, que había sido multado por desobedecer una conciliación obligatoria durante el mandato de María Eugenia Vidal: le canceló la deuda que al día de hoy oscilaría en los 3000 millones de pesos.

Si bien este mimo consiguió atemperar por un rato los ánimos, durante el transcurso de los próximos días los combativos judiciales volverán a la carga peticionando un aumento inmediato de salarios por sobre la inflación y en línea con lo que manifestaron los docentes: tomar como punto de convergencia el costo de los alimentos.