Por: Federico Cedarri

El teatro de operaciones de la política vuelve a trasladarse indefectiblemente al centro unívoco de la provincia de Buenos Aires, específicamente en lo que tiene que ver con el horizonte electoral que viene desandando aceleradamente el trayecto que lo separa de 2023.

La delicada situación económica imperante que afecta en forma sustancial a la gestión de Alberto Fernández, y que también por consiguiente merma delicadamente las chances de que el oficialismo pudiese eventualmente retener al gobierno nacional, pone nuevamente en alerta a los principales popes de la política bonaerense.

El peronismo considera la provincia de Buenos Aires como un bastión inexpugnable donde hace gala de su poderío, solamente no la gobernó durante ocho años de los últimos casi 40, lo que demuestra palmariamente el apego del partido de Perón por garantizarse el territorio para los próximos cuatro años.

Y en forma similar a como aconteció en las postrimerías de la gestión de María Eugenia Vidal cuando intentó, con el guiño de sus entonces socios del massismo, el armado de una mesa de análisis que contemplara fehacientemente la posibilidad de adelantar las elecciones hacia mayo del 19, ecuación que cayó en saco roto cuando fue conminada a inmolarse conjuntamente con la fórmula presidencial que encabezaba un débil Mauricio Macri, y consecuentemente fue arrasada por el vendaval peronista que castigó severamente la recesión económica imperante.

Ahora el cuadro parece emularse ante un justicialismo bonaerense ungido de despegarse de la suerte nacional y atrincherado en la provincia de Buenos Aires, la chance de despegar las elecciones de la variante nacional vuelve a cobrar forma y para ello contarían nuevamente con un aliado momentáneo que también contribuyó a que fuera votada la ley de reelección de intendentes y legisladores: Joaquín de la Torre.

El ex ministro de gobierno de Vidal podría presentar en los próximos días una iniciativa que propicie el despegue de las PASO bonaerense de las nacionales que hoy, por un artilugio amañado en su confección en 2009, permanecen asociadas como una especie de reaseguro del resultado nacional.

Esta posición de De la Torre ha generado cierto malestar en las filas de sus aliados del PRO porque, según pudo recabar PDS, no habría consultado a sus socios respecto a la posibilidad de proceder en este sentido.

“La propuesta de De la Torre si existiera es personal, a nivel Juntos no hay una posición tomada”, comentó sarcásticamente un diputado amarillo de buena sintonía con los intendentes.

Del mismo modo, profirió que habrá que realizar un exhaustivo análisis de la situación y que no puede tomarse con ligereza: “Habrá que analizar si el gobierno provincial tiene realmente la intención de desdoblar, y eso aún no está para nada claro”, completó el diputado.

No es un secreto que De la Torre, luego de su paso por el gobierno de Vidal, nunca pudo recomponer su relación con la fuerza amarilla y para muestra quedó el testimonio de su apoyo al candidato radical Facundo Manes en la interna con Diego Santilli.

El hombre de San Miguel mantiene encuentro periódicos con el titular de radicalismo, Maximiliano Abad, los muros legislativos son sordos testigos, y también con el operador de Patricia Bullrich, Emilio Monzó: la peculiar coincidencia es que tanto al partido centenario como a La Piba les interesa de sobremanera que el escenario electoral se circunscriba solamente a la provincia de Buenos Aires, a riesgo de enfrentar a un peronismo competitivo, porque presumen que esa situación atentaría contra la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta.

En rigor, razonan que una vez que esté todo el pescado vendido como se murmura en la jerga política y las intendencias definidas, nadie osará llevar a cabo un apoyo demasiado ampuloso hacia el Jefe de Gobierno porteño.

“Es raro esto de Joaquín, se cortó solo, capaz busca solamente un impacto mediático, pero aparece como muy funcional al kirchnerismo”, señala con malicia otra voz amarilla del ámbito legislativo.

Fuentes cercanas al titular del bloque de senadores de Juntos, Chistian Gribaudo, se limitaron a confirmar ante PDS que no hay definiciones al respecto y que en caso de tener que expresarse lo hará orgánicamente la mesa provincial de Juntos: “Al menos va a definir una postura sobre el tema”, añaden escuetamente.

Cautela en el peronismo

Si bien el gobernador Axel Kicillof no se ha expresado públicamente sobre una posibilidad de este tipo, es cierto que el peronismo mira con simpatía la posibilidad de poder avanzar sobre un desdoblamiento electoral debido a la insistente presión de los intendentes ante la acuciante situación económica: los alcaldes temen ser arrollados por una ola de malestar general que castigue al oficialismo nacional.

Un legislador de buena sintonía con los intendentes del interior manifestó a PDS la inconveniencia de adelantar el debate: “Falta una eternidad para discutir un desdoblamiento y tendría que haber una total coincidencia con los sectores opositores”, agregó.

Igualmente fue lapidario sobre un condicionante que hoy imbuye esta perspectiva: “Si nosotros no recuperamos la economía, no hay forma de salvar la provincia por más que desdoblemos”, sentenció.