Por: Federico Cedarri

La posibilidad latente de adelantamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires en dicotomía con el calendario del comicio presidencial, introdujo solapadamente un nuevo capítulo en la trastienda en la que se configura la interna del peronismo bonaerense.

Es que en el oficialismo provincial comienzan a inferir que podrían apresurarse los tiempos en lo que tiene que ver con las hipotéticas candidaturas que recién comenzaban a desperezarse en las expectativas del tablero político del partido de Perón.

La actitud de Máximo Kirchner de renunciar a su cargo en la titularidad del bloque oficialista del Congreso Nacional finalmente trajo consecuencias hacia dentro de la estructura partidaria, y si bien el hecho del alejamiento de la conducción del espacio en el Parlamento no aparejó cambios en los resortes del poder legislativo bonaerense, sí comenzaron a tejerse especulaciones sobre el comportamiento inmediato del hijo de la Vicepresidenta como titular del partido a nivel provincial.

Lo que estaría bosquejando precisamente Máximo Kirchner es la posibilidad de un repliegue táctico del peronismo hacia la provincia de Buenos Aires, una especie de salvoconducto ante una hipotética derrota en el 2023 a nivel nacional que en La Cámpora estiman como muy posible si se cumplen los lineamientos firmados con el FMI.

A los miembros de la otrora agrupación juvenil los asalta el recuerdo del gobierno de Macri que desde mayo de 2018 cuando contrajo un compromiso con el organismo multilateral no pudo recuperar la iniciativa, corrió siempre atrás de los acontecimientos y la consideración popular de su gobierno descendió en forma vertiginosa escurriéndosele el crédito de la elección de 2017 como agua entre los dedos.

A esta presunción de Máximo Kirchner también comenzaron a sumarse subrepticiamente otros sectores del peronismo ligado al ala tradicional, entre los que se cuentan algunos intendentes que dejan entrever que de ser necesario trabajarán a destajo para intentar preservar los territorios municipales y el gobierno provincial como una especie de retaguardia que resguarde los intereses partidarios.

Algo así como lo acontecido en 1999 cuando De la Rúa barrió con el menemismo pero el duhaldismo logró conservar la provincia de Buenos Aires con Carlos Ruckauf, edificando a partir de allí su vuelta al poder sobre fin de año de 2001.

Desde el kirchnerismo manejan distintas alquimias para afrontar con éxito un hipotético adelantamiento electoral en la provincia de Buenos Aires, la principal novedad es que no hay pleno consenso en el peronismo sobre la continuidad de Axel Kicillof.

El Gobernador esta subido a un plan estratégico de 6 años con lo que deja en claro que su intención en la de continuar un turno más ejerciendo la primera magistratura provincial.

El principal sustento que hoy tiene Kicillof se llama Cristina Kirchner, sin embargo quedó en evidencia que ese apoyo menguó luego de las PASO cuando la Vicepresidenta prácticamente intervino el gobierno provincial habilitando la irrupción de Martín Insaurralde como jefe de Gabinete en representación de los alcaldes del conurbano que sostienen enhiesta su alianza con La Cámpora.

Se suman nombres en la nueva estrategia para retener el poder bonaerense

Se coló entre los trascendidos un nombre para ocupar eventualmente el sillón de Dardo Rocha que contaría con la venia del kirchnerismo: el actual ministro del Interior y referente camporista, Wado De Pedro, aunque también se lo menciona como posible presidenciable.

En el esquema de poder provincial que estaría pensando este espacio, imaginarían a un De Pedro candidato a gobernador que podría ser cortejado por Cristina Kirchner como primera candidata a senadora nacional y Axel Kicillof secundándola.

Esta plataforma podría significar para el kirchnerismso poner toda la carne en el asador lo que deja bien en claro lo que para la ex presidenta significa el bastión inexpugnable de la provincia de Buenos Aires, estructura de poder que ha prohijado con extremo cuidado y que ha preservado como última reserva a través de los años.

Si bien son todas especulaciones, otra vez adquiere relevancia la influencia de la Vicepresidenta con un poder que parece imperecedero en las decisiones del peronismo provincial.

Sin embargo, hay otro aspirante al premio mayor bonaerense y es el actual jefe de Gabinete, Martín Insaurralde.

El ex alcalde Lomas de Zamora no se habría corrido un ápice de sus apetencias a ir por el premio mayor, de hecho está trabajando en una red de intendentes y legisladores del interior que ven con buenos ojos un apoyo a su candidatura.

Hasta el momento son todos interrogantes e inquietudes que no encuentra respuestas oficiales, solo constituyen la categoría de trascendidos, pero que sirven para remarcar la impronta y capacidad del peronismo de seguir hegemonizando la agenda provincial.