

Por: Federico Cedarri
Las elecciones se acercan indefectiblemente en el horizonte democrático de la provincia de Buenos Aires, y ante este escenario inédito por la magnificencia de una pandemia que ha trastocado la vida social, los bonaerenses se preparan para concurrir a un acto comicial trascendente.
Según los últimos números a los que pudo acceder PDS, en la provincia, adquiere relevancia un escenario de disgregación, lenta pero sostenida, de aquellos conglomerados que ocupaban hasta hace dos años la escena electoral con casi el 90 por ciento de los votos.
Hoy, las encuestas preanuncian que entre los dos fuerzas mayoritarias se podría llegar a un menguado 75 por ciento, mientras que hay una plataforma que representa alrededor de 20 puntos que hoy se encuentra indeciso o eligiendo terceras opciones, pero con un tópico distinto en lo que respecta a la mirada de quienes hoy lucen como el botín electoral más preciado: los jóvenes sub 30.
Hay un estrofa emblemática de Joan Manuel Serrat que sostiene que los jóvenes son socialistas a los 20 años y conservadores a los 40, sin embargo parece que las consecuencias pandémicas han trastocado, por lo menos en la Argentina, ese premisa del cantautor catalán.
El caldo de cultivo que cosechó el kirchnerismo durante la primera década de los 2000 subiéndolos a la acción reivindicatoria de la ampliación de derechos cautivó a aquellos jóvenes de antaño, pero esa incidencia ya comenzó a menguar fundamentalmente por razones generacionales. Aquellos jóvenes, hoy, son adultos y rozan los 40 años, y el otro motivo es que el paso del tiempo deshilachó las expectativas y no le es posible hoy al oficialismo recrear aquellos factores conducentes a la captación de los nuevos jóvenes.
La pandemia generó que ese nicho etario comenzara a mirar con simpatía a ciertos factores exógenos a la política partidaria tradicional, que rompen el esquema clásico y que en sus propuestas encarnan una mirada acérrimamente liberal en el sentido económico, pero como factor clave: amparándose en el concepto de libertad, circunscripto a la libertad de mercado.
Es llamativo, que salvo en la Tercera Sección electoral donde el peronismo tiene un voto consolidado histórico, en las demás secciones le cuesta mucho al oficialismo reclutar votos entre el abanico de la franja etaria de entre 16 y 25 años.
Sólo el randazzimo se cuela en esta región y con un discurso que tiene que ver más con un perfil de centro equidistante con las dos posiciones mayoritarias: discute la bandera de la esencialidad en la educación con Juntos y carajea al oficialismo con la fusión de los planes sociales en puestos de trabajo genuino, algo que el Frente de Todos tímidamente comenzó a discutir.
En la Primera Sección y de acuerdo a los números que pudo consultar PDS, el movimiento neoliberal que enrola a José Luis Espert y Carolina Piparo ha generado una interesante empatía en la proyección de indecisos: en rigor, cuando se los consulta por las opciones en pugna dicen que prefieren a alguien que asegure la libertad, más allá de la programática liberal que expone el espacio.
Es que la limitación que impuso la cuarentena puso nuevamente en el tapete la discusión por las libertades, y hoy los nuevos milenians parecen más imbuidos por la posibilidad de garantizar ese derecho indelegable del Estado que en sumergirse en honduras económicas.
Los jóvenes de la era digital creen más en la virtualidad que en la territorialidad que La Cámpora pregonaba con sus trabajos solidarios en los barrios fundamentalmente en la primera parte de la segunda década del siglo XXI.
Justamente, un legislador peronista le explicaba a PDS los inconvenientes que hoy tiene la coalición de gobierno para captar esas voluntades: “Los chicos hoy son bastante inescrutables, ni los consultores tradicionales entienden para dónde van a salir y por eso es muy difícil mensurar su actitud electoral”, nos confió con un dejo de resignación.
En el resto de la provincia de Buenos Aires y poniendo el foco en los grandes conglomerados urbanos, el fenómeno se incrementa no solo en los jóvenes de clase media, sino que es un fenómeno transversal que encuadra a todas las condiciones sociales.
Una encuesta llevada a cabo en la ciudad de Mar del Plata (donde el Pro ha sabido ganar con el 70 por ciento) refleja que para las candidaturas a diputado nacional hay un núcleo de indecisos cercano al 25 por ciento, de los cuáles un inmenso porcentaje son jóvenes, y cuando los consultores intentan bucear un resquicio para proyectar hacia dónde se dirige ese voto, se encuentran con respuestas en las que predomina como un mantra: “A alguien que garantice la defensa de la libertad”.
En ese sentido, cabe destacar que José Luis Espert supera el 10% de intención de voto en la ciudad feliz, con una proyección de llegar a cerca del 15.
Si bien hay atenuantes: “Eso no es tan lineal, una cosa son las encuestas y otra lo que transcurra el día de la elección, donde vos no encontras las boletas de la fuerzas minoritarias y terminas eligiendo de las que hay en el cuarto oscuro”, nos comenta un diputado provincial peronista relativizando este verdadera novedad que hoy marcan las encuestas.
Sin embargo, el núcleo juvenil hoy desvela a los principales estrategas del oficialismo porque siente que se les escapa un botín que era suyo otrora y también es extensiva la alerta en la oposición de Juntos que apuesta a la política poco acartonada, y aun llevando a cabo un importante manejo en las redes no logra aún vulnerar lo granítico que les resulta el comportamiento de esa franja etaria.
En Tandil, Bahía Blanca y Junín, también Espert se acerca al 10%, y la franja de indecisos es aún mayor: raya el 30%.
Nadie sabe a ciencia cierta que puede deparar esta elección, en 2001 en plena eclosión económica y social el voto en blanco se ubicó en el podio en la provincia de Buenos Aires en la elección de senador nacional que ayudó a catapultar meses después a Eduardo Duhalde a la presidencia en un acuerdo con quién lo secundó en aquel acto comicial, el ex mandatario Raúl Alfonsín.
En consecuencia, hay una conclusión predominante que se deviene de los datos empíricos que saturan los campamentos del Frente de Todos y Juntos: hoy no parecen la mejor opción para los jóvenes las estructuras mayoritarias, según se desprende los focus group, prefieren terceras opciones para expresar desacuerdo, distantes de la cada vez más desdibujada grieta.