

Por: Sabrina González Flores
La cooperativa Nueva Generación de Wilde se encuentra en un momento de lucha y angustia. Se conformó en el 2005 como un emprendimiento textil. Sin embargo, desde el 2011 pelea por mantener el espacio que con tanto esfuerzo construyeron, ya que tras “la aparición de un supuesto dueño”, en el 2019 la justicia emitió una orden de desalojo que en la actualidad “es inminente”. Desde la cooperativa llamaron a la solidaridad para luchar por el lugar y que no se queden sin trabajo las familias que viven de ella.
Tras 15 años de esfuerzo y trabajo, la cooperativa Nueva Generación incorporó nuevas fuentes de formación y trabajo. Comenzó como un emprendimiento textil con 84 trabajadores y con los años sumó un jardín maternal, cursos de oficio, escuela de género, formación en nuevas tecnologías para los más chicos y apoyo escolar.
A pesar de las cientos de familias que se ven beneficiadas por la cooperativa de trabajo, Nueva Generación se encuentra en su “peor momento”, a punto de perder su lugar de trabajo y como consecuencias que se cierren centenares de puestos de trabajo.
En diálogo con Política del Sur, Alicia Guitierrez, presidenta de la cooperativa, explicó que desde el 2011 se encuentran en lucha por mantener abierto el espacio donde se desempeña Nueva Generación, ubicado en Coronel Méndez 671, Wilde. Ya que a pesar de que ella, junto a otros 84 colaboradores, compraron el lugar en el 2005, en el 2011 apareció “un supuesto dueño” que pidió el desalojo de la cooperativa.
“Nosotros con mucho esfuerzo hemos logrado incluirnos en el ámbito laboral a partir de crearnos el oficio y capacitarnos para poder producir y vivir de lo nuestro, pero hoy tenemos este gran dolor de saber que podemos perder nuestro sueño y todo lo que hemos hecho”, lamentó la mujer.
De acuerdo con Gutierrez, ella y los colaboradores compraron el lugar y recibieron un boleto de compra y venta de parte de quien era el dueño en ese entonces, sin embargo, por cuestiones monetarias no pudieron escriturar el lugar.
“Nosotros lo compramos, pagamos renta, impuestos municipales y servicios. Pero como veníamos a recuperar el lugar. que estaba abandonado y lleno de basura, no teníamos la plata para escriturar en ese momento, pero nunca pensamos que 6 años después iba a aparecer alguien”, explicó la referente de Nueva Generación.
A partir de la aparición de un nuevo dueño, desde la cooperativa comenzaron una lucha que continúa hasta la actualidad por conservar sus fuentes de trabajo, que además lleva a cabo “una fuerte acción humanitaria en los barrios”.
“Logramos sacar una ley de expropiación en el 2012 que cayó en el 2017, pero hace muy poco presentamos un nuevo proyecto de ley y obtuvimos media sanción de Senadores, resta Diputados, pero en el medio (2019) salió la cédula de notificación de desalojo y estamos con un pie afuera”, relató Gutierrez.
Actualmente, la cooperativa se encuentra en una discusión de “quién es el dueño de la tierra”, pero con la escritura en mano de parte del “supuesto dueño” la labor de la cooperativa pende de un hilo.
“Nosotros trajimos una tarea humanitaria, vinimos a dar de comer al que necesitaba, a educar, a generar oficios, trabajo, a contener a las mujeres, eso tiene muchísimo más valor que una persona que aparece a comprar un espacio de organización social, 6 años después”, cuestionó y subrayó la presidenta de Nueva Generación.
Aunque la orden de desalojo ya fue emitida por la Justicia, la cooperativa no baja los brazos y para luchar por el espacio lleva a cabo protestas y manifestaciones para evitar que se concrete “el fin de Nueva Generación”.
“Somos 84 las familias que vivimos de esto, más los centenares que hemos preparado y que han podido ir a otros lugares a trabajar. No vamos a bajar los brazos”, sentenció Gutierrez.