Juan Carlos Barbeira es uno de los tantos damnificados que invirtieron en la construcción del edificio conocido como el "elefante blanco" ubicado en Avellaneda. Tras idas y vueltas, señaló que los “estafaron”, mientras reclamó que “la justicia no contesta nada”. “Nadie nos dice nada y eso nos da bronca. Somos muchísimas las personas que confiamos en Bapro y nos estafaron”, indicó.
En contacto con Política del Sur, Barbeira indicó que “en el 2019 fue la última parte de la estafa” cuando se fue a “remate judicial y remataron el edificio por menos del 25 por ciento (10 millones 50 mil dólares) de lo que habían tasado los peritos judiciales".
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Enlazado con ello, elevó las sospechas respecto a la ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante en la cual se creó el Registro Público Municipal de Inmuebles Baldíos, Inmuebles con Edificación Derruida o con Edificación Paralizada, por lo que, según sus palabras, “la municipalidad les va a pagar 50 millones de dólares para expropiar el edificio”, a quienes lo compraron por un valor considerablemente menor.
Respecto a las responsabilidades apuntó a Bapro ya que sostuvo que “era el órgano fiduciario que debía controlar los gastos, la evolución del edificio y ante cualquier problema de financiación debería haber llamado a asamblea general para poner en claro ante los adherentes cuál era la situación".
Por ese camino, mencionó que “si uno se mete en los números” de la construcción “hubo aberraciones”. "En el ambiente de los corralones y la gente de Avellaneda se decía que el valor de un camión de arena que entra al fideicomiso es tres o cuatro veces más que lo que vale en realidad", continuó.
Finalmente, aseguró que en la obra “hubo sobreprecios y estuvo mal diseñada”. Llegamos a tener 23 ascensores pagando anticipadamente el 50 por ciento y después no había donde ponerlos", sentenció.