

La mañana del miércoles 23 de diciembre pasado, Juan Ramón Olivera (41), Jonathan Ramírez (33) y Eduardo González (30) iban a bordo de una Megane II Weckend y un Fiat 500, cuando los efectivos del Comando de Patrullas de Lanús los rodearon sobre Farrel y 1ro de Mayo y les ordenaron que bajaran para identificarlos.
Eran tres de los integrantes de la banda que minutos antes había robado el dinero de las bóvedas del banco Provincia de Villa Diamante, un golpe millonario cuyo botín, estimado en 1500000 pesos y 300000 dólares, permanece sin aparecer, al igual que el resto del grupo, integrado en su totalidad por entre 8 y 10 criminales.
Se trataba de tres malvivientes considerados de los más peligrosos por la Justicia argentina. En el caso de Olivera, calificado como “homicida, cañero y asaltante” en un archivo clasificado de la Policía Bonaerense, comenzó su carrera delictiva en 1999 con su modalidad preferida, “el robo de automotor”. Hasta que fue detenido en el 2001 por un homicidio en medio de una pelea callejera. No obstante, ese párate no le impidió continuar con los asaltos una vez que recuperó la libertad.
Robo al banco Provincia de Villa Diamante, Lanús. Así entró uno de los delincuentes. Simuló ser un operario que iba a realizar mantenimiento, y llave en mano, pasó del sector cajeros al banco donde amenazó al tesorero e inició el asalto. pic.twitter.com/qC6NoYHrW9
— Mauro Szeta (@mauroszeta) December 24, 2020
Por su parte, Ramírez, “extorsionador, secuestrador y asaltante”, acaso el más sofisticado en su tarea criminal. En su expediente constata que alguna vez fue empleado metalurgico, aunque siempre eligió la extorsión y el secuestro, cómo cuando en el 2011 secuestró en Monte Grande a un matrimonio y su hijo, uno de los tantos hechos similares que se le atribuyen y por los cuales estuvo casi 14 años cumpliendo diferentes penas en cárceles federales, hasta que meses atrás le otorgaron la libertad condicional.
Por último, González, el más joven de los tres, también es el que cuenta con el prontuario menos amplio y solo constan algunas detenciones en su archivo, debido a el delito de “portación ilegal de arma de uso civil” con el que fue sorprendido en la localidad Don Orione, mismo barrio que su compañero de banda Ramírez.
Aunque estaban armados, prefirieron resguardar sus vidas y se entregaron sin ofrecer resistencia ante los uniformados, que habían montado un operativo cerrojo en varias cuadras a la redonda en busca de los asaltantes, quienes instantes antes habían escapado de la entidad bancaria ubicada sobre José Ignacio Rucci 2352.
Allí, tampoco hubo tiros, pero si momentos de terror. Los ladrones sorprendieron al gerente cuando se disponía a entrar cerca de las 9.15 de la mañana, lo encañonaron y le mostraron una foto de la familia extraída de facebook para obligarlo a ir a la zona de bóvedas. Sin embargo, el golpe, lejos de ser perfecto, fue desprolijo: Un error de cálculo del tiempo que les iba a llevar ingresar a la zona del tesoro los obligó a huir sin la suma que esperaban antes de que abran las puertas del banco.
Fuentes cercanas a la investigación informaron a Política del Sur que una vez que el gerente apagó las alarmas, se activó automáticamente el sistema de retardo en la puerta de las bóvedas, lo que haría esperar casi 40 minutos. Tiempo suficiente para la llegada del público que ingresa diariamente a la entidad.
En el medio, hay una pista que desconcierta a los investigadores: Los maleantes contaban con la llave de la puerta de la zona de rampas que da al sector de cajeros, donde esperaron a su víctima.