Desde hace un tiempo, distintos sectores de la industria naval argentina buscan desarrollar barcos en el país impulsados por gas natural licuado (GNL), una experiencia que se da en todo el mundo de manera exitosa. En estos días, se hizo una presentación formal de esta cuestión, de la que participó Verónica Iesu, abogada especialista en temas marítimos. “Este proyecto tiene como objetivo central poner en valor la producción de buques que funcionen en GNL, que implicaría un ahorro de combustibles del 65 por ciento”, destacó la especialista. Además de este ahorro, lo más importantes “impondrá una baja en los fletes, que permitirá recuperar el protagonismo de los buques” en el transporte.
Iesu explicó en una entrevista con el programa radial de Política del Sur la importante de esta iniciativa, que tiene entre otros participantes el gremio de la marina mercante, que lidera Julio González Insfrán. “Más allá de la construcción individual de buques, a lo que apuntamos es a ver en la hidrovía nuestras embarcaciones”. “La Argentina tiene la oportunidad de convertirse en un referente regional en el uso combustibles alternativos, y la reducción de emisiones contaminantes”, agregó la abogada.
En el país ya hay un buque que utiliza esta tecnología: se trata del Papa Francisco, de la empresa Buquebus. “Ya tenemos en acción un buque de esta envergadura, y demuestra que estamos en las condiciones técnicas de hacerlo”, aseguró Iesu. En este sentido, la abogada recalcó que “la utilización de este tipo de propulsión, que aparece como técnica y económicamente más viable para cumplir con la normativa internacional sobre restricción de emisiones contaminantes, limita la eliminación de azufre, y ya hay 300 buques en el mundo con esta propulsión”.
El uso de esta tecnología tiene su mayor impulso en países como España, y la Argentina está en “condiciones técnicas” de sumarse, con un dato no menor: el país tiene la forma de abastecerse del combustible. Además, hay proyectos similares en Italia, Grecia y Portugal, junto a empresas navieras privadas, que buscan limitar la emisión de gases del efecto invernadero. “Ya hay un gran despliegue, hay zonas de control de emisión, según la regulación que existe desde hace años en Europa”, remarcó Iesu, que explicó que el combustible bajo en azufre es “muy caro”. Por eso el GNL es una alternativa para adaptarse a esta nueva era. “El diseño de estos buques en el país es dual, es decir, propulsión a gas y a gasoil”, concluyó.