Por: Federico Cedarri

Mientras la Cámara de Diputados se apresta a sesionar este jueves, en una cónclave aparentemente tranquilo, sin grandes estridencias y nuevamente en forma remota, debido  a que el titular del Cuerpo, el lómense Federico Otermin, renovó el decreto que permite que los encuentros legislativos sigan desarrollándose en carácter virtual.

Se presume que durante la sesión vuelva a votarse una nueva prórroga que revoque en decreto presidencial e institucionalice la continuidad de las reuniones remotas en el contexto del aislamiento social.

En la vereda del Senado se espera que los senderos se bifurquen hacia el 10-S, donde tendrá lugar el debate, que de por sí se auspicia como caliente, en torno a la adhesión de la provincia a la remanida Ley de Víctimas.

Hay un dictamen de mayoría que forzó Juntos por el Cambio en la comisión de Legislación General que comanda el peronista, Francisco Paco Durañona, arguyendo su molesta y hastío por las dilaciones, que según sostienen, enarbola la estrategia oficialista.

Desde Todos pidieron un debate integral, englobar la Ley de Víctimas con  cambios simultáneos en el Código Procesal Penal, y no tener solo en la mira a las víctimas sino a los distintos actores de una trama compleja.

Así las cosas, el jueves 10 chocarán dos posturas, la de Juntos por el Cambio con el apoyo de las entidades de ayudas a las víctimas, y la del peronismo con su propuesta de modificaciones estructurales que amalgamen  las partes del proceso.

Salvo gestiones de último momento que permitan alcanzar un acuerdo para llegar a un proyecto de consenso, posibilidad lejana por estas horas, pero no imposible en el mundillo de la política, el cambiemismo se saldría con las suyas y aprobaría con mayoría simple su postura,  trasladando el centro de la escena a diputados, donde recogerá el guante y actuará como punta de lanza, Carolina Píparo.

Mientras, en forma de espejo, los diputados y senadores de la capital provincial presentaron sendos pedidos de informes en ambas Cámaras, donde dejan expresada su preocupación por distintas irregularidades detectadas en los últimos días en la carga de casos de personas fallecidas en  La Plata por covid-19.

Las solicitudes fueron firmadas por los senadores Florencia Barcia y Juan Pablo Allan y los diputados Carolina Píparo, Carolina Barros Schelotto, Diego Rovela y Daniel Lipovetzky.

En rigor, el pedido estipula que se determine con exactitud la cantidad de muertos en La Plata, aclarando la fecha del deceso; y que se informe expresamente los motivos por los cuáles se demoró la carga de los mismos.

También se quiere conocer la periodicidad con que lo realiza la provincia en el sistema integrado de información sanitaria.

Finalmente, se especifique la articulación entre la cartera de salud bonaerense y el sistema público y privado de salud.

No es la primera oportunidad en que los diputados y senadores operan en tándem, ya lo habían hecho algunos meses atrás cuando Axel Kicillof demoraba autorizaciones de aperturas solicitadas por Julio Garro. En aquel momento mediante un proyecto de resolución deploraban parcialidad política del mandatario bonaerense y discriminación con la ciudad de las diagonales por pertenecer a un signo político distinto.

Otras vez adoptan la actitud de férreos defensores del alcalde platense, al momento que el mismísimo Garro compartía cartel con Kicillof en la conferencia de prensa donde se actualizaron los datos epidemiológicos de la provincia.

Parece que Juntos por el Cambio muestra moderación con la actitud conciliadora y de colaboración de algunos intendentes como Garro y Grindetti, pero deja al descubierto que la combatividad toma el atajo de los legisladores  provinciales que endurecen su posiciones en los debates legislativos.

En fin: parecen ser parte de una misma coincidencia pero con disociaciones pactadas de acuerdo a la responsabilidad que a cada actor le atañe.

En tanto, un radicalismo atomizado parece alejado por estos días de las rencillas de la coalición opositora, ya que para variar con su larga historia, ha vuelto a entramparse en una interna que ya adquiere ribetes de escándalo por la desafiliación de 750 radicales que formaron parte de otras listas en las ya lejanas elecciones 2019.

Casualidad, que la mayoría de los desertores hoy formaban parte la estructura de Gustavo Posse para darle batalla al oficialista Maximiliano Abad.

Posiblemente este artilugio en la carta orgánica del que se agarra el salvadorismo para justificar la decisión de la mesa partidaria, le este brindado a Posse la posibilidad de pegar el salto de la anquilosada estructura centenaria y buscar la confluencia con otras fuerzas sueltas. La historia reserva nuevos y apasionantes capítulos.