Por: Federico Cedarri

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, ingresó una petición para tomar deuda por un monto equivalente a 500 millones de dólares con el fin de hacer frente a las consecuencias de la pandemia del Covid-19.

La propuesta que lleva la firma del mandatario bonaerense y del jefe de Gabinete, Carlos Bianco, fue elevada a la Cámara de Diputados que conduce el lomense Federico Otermín, y se espera que en los próximos días comience el análisis pertinente en las comisiones. Se visualiza en el horizonte una segura visita del ministro de Hacienda provincial, Pablo López, para que redunde en los detalles de la utilidad que se le dará a esos fondos.

Un pedido de este carácter del Ejecutivo bonaerense debe conseguir los dos tercios de los votos, situación que requerirá la excepcionalidad de un acuerdo macro con la oposición de Juntos por el Cambio, debido a que el oficialismo de la Cámara baja no logra conseguir ese caudal de voluntades, sumando el voto de los propios y los espacios neoperonistas que habitualmente lo acompañan.

En rigor, cabe aclarar que Kicillof ya había presentado la propuesta de endeudamiento cuando giró a la Legislatura la ley ómnibus de las emergencias aprobadas en mayo último, pero en aquella ocasión resolvió separar el apartado del endeudamiento para no generar controversias con la oposición, debido al áspero clima que vislumbró en aquel momento como para dar la discusión.

Sin embargo, ante la mengua de recursos por la baja de la recaudación y la asistencia del gobierno nacional al límite por el condicionante de la emisión desmedida, vuelve a la carga para salir al mercado en buscar de recursos frescos con el objetivo puesto en el día después de la post pandemia, con un escenario de tierra arrasada. Paradojas del destino, el mismo término que Axel Kicillof utilizó para caracterizar la herencia de María Eugenia Vidal.

En rigor, la iniciativa solicita la autorización al Poder Legislativo para contraer endeudamiento con organismos multilaterales y/o bilaterales de crédito como el BID y el Banco Mundial, por la suma de hasta 500 millones de dólares.

El Ejecutivo explicita que esos fondos se destinarán fundamentalmente al abordaje sanitario por la irrupción del coronavirus y para el financiamiento de obras de infraestructura proclives a la atención de la emergencia social, económica, productiva y energética dispuesta a partir de la pandemia.

Del mismo modo, requiere permiso para otro endeudamiento del orden de los 28 mil millones de pesos o su equivalente en otras monedas para pagar a los acreedores del Estado.

También pretende de los legisladores una autorización expresa a la Tesorería provincial para la emisión de letras por 8.000 millones de pesos o su equivalente en otras monedas.

Más allá de que el proyecto consiga las mayorías requeridas en Diputados, el nudo gordiano lo tiene Kicillof en el Senado, donde Juntos por el Cambio cuenta con una mayoría sustancial y cualquier propuesta debe tener el visto bueno opositor para poder avanzar hacia su aprobación.

Y la zanahoria que en esta ocasión el Ejecutivo introduce en la propuesta para tratar de conseguir el concurso opositor pasa por brindar a las vapuleadas arcas de los alcaldes bonaerenses la posibilidad de extensión de plazos para la devolución de los préstamos que le efectivizó la Provincia.

Se presume que esta cuestión desataría a priori el paquete y permitiría avanzar positivamente en la discusión, debido a que la refinanciación de los montos a intendentes es una insistente demanda opositora.

En concreto, la iniciativa reza que los cronogramas de devolución previstos podrán extenderse hasta 18 meses contados desde el momento de la percepción de los fondos y superar el ejercicio fiscal, previa solicitud del Intendente.

En síntesis, comienza la cuenta regresiva en el Parlamento bonaerense para el debate del endeudamiento que le urge al gobierno de Kicillof como una manera de plantarse, con cierta consistencia, para abordar los desafíos que deberá sortear su gestión en los próximos meses.