Ricardo Néstor Rezza Pérez, oriundo de la localidad de Berisso, partido de La Plata, llegó allá por febrero de 2014 a Temperley y, a partir de ahí, se quedó en la memoria de los hinchas gasoleros de por vida. Con los dos ascensos y una permanencia en Primera, "el Míster", como le decían muchos jugadores, se inmortalizó en la familia celeste.

En una charla a fondo con Deportes del Sur, Ricardo Rezza habló de todo: los ascensos conseguidos con el club, su sentimiento por el club, la realidad actual del Gasolero y un futuro posible dentro de la institución de Turdera.

- ¿Qué recordás de los ascensos? ¿Cuál fue más importante?

- La más importante fue la de Platense porque tuve un paso muy lindo ahí, habíamos hecho una gran temporada. Esa misma gente me había venido a buscar un año antes y no arreglamos. Me tocó jugar justo la final con ellos, nos ganaron 1-0 en su campo y tenían un muy buen equipo, estábamos muy parejos. Yo sabía que una de las opciones era llegar a un empate por penales, pero teníamos que llegar al triunfo y lo logramos en el último minuto. Como todas las finales, fue sufrida, es una final muy recordada porque fue la más sufrida y era la que más quería al gente.

-¿Qué te dejó esa final? ¿Fue el comienzo de todo?

-Al club le vino bárbaro porque a raíz de eso tuvo un crecimiento enorme. De la primera vez que fui al club a cuando me fui, el club pasó de tener mil socios a 10.000. Hubo un movimiento bárbaro, una gran unidad. Luego dejamos al equipo en primera división y por suerte pudimos dirigirlo todo el año. Cumplí mi deseo: poder subir la categoría, pasar a Primera y habernos permanecido, que fue muy duro.

- Menos mal que aparecieron Rojas y Crivelli.

- Aparecieron los dos. Rojas fue uno de los cambios. Creo que fue un premio al trabajo que hizo el club, que hicimos nosotros, la gente que estaba alrededor del equipo y los jugadores. Sabíamos que era un partido complicado. El día previo teníamos una lista de los mejores pateadores que teníamos, los hice ensayar a quienes podían llegar a tirar. Después se cambió porque tuvimos una expulsión y terminó tirando Rojitas. Nos ayudó mucho el público porque son partidos que se deciden en una situación, en esa volea que agarró este chico que había entrado hace poco y nadie pensaba que podía ser el hombre que nos mandara a los penales. Teníamos confianza con Federico en el arco y con los pateadores. Tuve la emoción y la alegría como todos, cumplimos con la ilusión que teníamos de darle toda la alegría a la gente. El club hizo un gran esfuerzo durante todo el año y fue un premio para todos.

- ¿Y del ascenso a Primera, qué es lo primero que se te viene a la mente?

- Temperley estaba muy unido en ese momento, teníamos un objetivo, teníamos una posibilidad de ascender por los diez ascensos de Grondona. Teníamos que entrar sí o sí agarrados de donde fuese, y tomamos como objetivo estar más arriba para asegurar el ascenso, tal es así que terminamos segundos. Eso fue lo único que nos marcó de entrada. Realmente aprovechamos la oportunidad que se nos dio en ese momento, pero lo difícil fue mantenerse.

-¿Cómo fue mantenerse?

- Llegamos a jugar el último partido con Argentinos Juniors teniendo la necesidad de sacar un punto. Eso lo teníamos, en un principio, a cinco o seis fechas estábamos a un punto. Había sacado la cuenta de los puntos que necesitábamos y les dije a los directivos que no festejen porque quedaban seis partidos. Y no pudimos ganar, por eso es tan difícil la primera división. Más en un equipo modesto, con nuestro presupuesto, que era el más bajo de la divisional. Cuando se dieron cuenta que estábamos llegando al último partido me decían que tenía razón. Finalmente, pudimos sacar el punto que más alegría nos dio.

- ¿Creés que lograste cambiar la historia de Temperley, elevar la vara? 

- Siento que ayudé a cambiar al club. Un club no puede aspirar a estar en primera cuando no tiene la organización para poder mantenerse. Yo logré algo básico: que la gente del club acompañara al equipo, y tener atrás una directiva que tenía objetivos. Temperley es un club que cumple con los compromisos y toda esa seriedad se lleva a la cancha porque el club cuando cumple también tiene que exigir. Es muy difícil que un club haga una gran campaña cuando la directiva está dividida o peleada. Uno trató de que nos acompañen en eso, que sea algo organizado en el cual el fútbol era el motor de todo el funcionamiento del club. A través del fútbol se suman más socios, tenes mejores recaudaciones, si tenes una mejor clasificación tenes una mejor compensación. Pero atrás tiene que haber una directiva que exija pero que también acompañe.

- ¿Cómo ves al club actualmente? ¿Lo seguís?

- Eligieron bien al técnico, está muy bien Temperley. Lo he seguido, he ido a la cancha y me gusta la idea y el equipo. Está dentro del grupo de cinco o seis equipos fuertes. Si estas dentro de ese grupo tenes opciones. Esto también va a estar ligado a como quede el equipo en cuanto a jugadores y como los técnicos aprovechen el parate. Si se queda el equipo o no, si se va alguno importante intentar que se quede. La preparación de ese mes previo también va a ser fundamental, meterse en la cabeza los 13 o 14 jugadores que van a ser la base del equipo. El club, como está ordenado, puede seguir así y va a ser candidato.

- ¿Evaluás en algún momento volver al club en algún otro rol?

- No descarto una vuelta al club. Pero si no fuese así siempre, uno está para colaborar en lo que puede, a través de la peña que se ha creado con mi nombre estamos haciendo colaboraciones par agente que lo necesite. Estoy desde afuera pero estoy un poquito adentro del club, contractualmente no tengo nada pero en algunas cosas se me consulta. Estamos dando una mano en todo lo que podemos, no descarto tener alguna función para más adelante. Aunque no tenga función saben que siempre pueden contar conmigo.

- Por último, ¿qué es Temperley para vos?

- No sé si es la palabra adecuada, pero Temperley pasó a ser parte de mi familia, la gente que es amiga. Más a través de esta peña en la que estamos conectados. Temperley es un recuerdo hermoso, fue el club donde tuve un cierre de mi etapa como entrenador de 30 años con más de 600 partidos. Todo lo que viví ahí fue encantador.