jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº1968

Gremiales | 21 may 2020

EDUCACIÓN

Un estudio alerta sobre la brecha tecnológica que afecta a docentes y estudiantes universitarios

El centro Atenea y el gremio FEDUN elaboraron un trabajo donde analizaron el impacto de la modalidad virtual en las condiciones laborales y de aprendizaje. Según concluyeron, esta diferencia de conexión “castiga doblemente a los estudiantes provenientes de hogares pobres”.


Un informe preliminar sobre una investigación que lleva adelante el Centro de Estudios Atenea, con la colaboración de la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN), expone los desafíos que enfrentan las universidades de todo el país al adaptarse de forma forzosa a la modalidad de educación a distancia, tan necesaria en el contexto del aislamiento social, preventivo y obligatorio que aplicó el Gobierno ante la pandemia de Covid-19.

 

La repentina necesidad de encarar planes de contingencia que permitieran continuar las cursadas a través de entornos virtuales en tan poco tiempo, generó y sigue generando innumerables problemas, a pesar del enorme esfuerzo que los docentes realizan para sobrellevar la situación lo mejor posible, sin afectar la calidad y apostando a mantener la inclusión social

 

Por ello, en conjunto con la FEDUN, Atenea se encuentra desarrollando un estudio que ofrece un panorama del impacto que la virtualización forzosa tiene sobre los casi dos millones de estudiantes y los 141 mil docentes de la educación superior universitaria. Lo que se busca es tener un conocimiento lo más acabado posible de la actual situación, que brinde elementos en la toma de decisiones y el desarrollo de medidas paliativas.

 

Entre las distintas limitaciones que reconoce el estudio -que relevó datos de la Universidad Nacional de Tucumán (Noroeste), la Universidad Nacional del Nordeste, la Universidad Nacional de Cuyo, la Universidad Nacional del Comahue (Patagonia) y las universidades de Buenos Aires y La Matanza-, se encuentra la problemática de la calidad y la velocidad de la conexión local, que difiere según la región de que se trate.

 

Los datos preliminares del informe muestran que en el noreste argentino “las conexiones de banda ancha por cada cien hogares se ubican en torno a 35,20 menos que en el promedio nacional y apenas un tercio de la cantidad de conexiones fijas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.

 

Además, la velocidad en el norte es también menor, ya que tal como señalan desde Atenea, el promedio de velocidad de provincias como Formosa (15) es duplicado por la velocidad de Buenos Aires (30) y casi triplicado, por la de CABA (44). La situación se complejiza al analizar la disponibilidad de computadoras en los hogares, donde “nuevamente las regiones con mayores recursos son Gran Buenos Aires, la región pampeana y Cuyo”.

 

Los problemas señalados son especialmente complejos entre los estudiantes, en la medida en que genera severas desigualdades, ya que no todos cuentan con las mismas posibilidades de acceder a las clases virtuales, así como tampoco de realizar los trabajos solicitados, por no contar con la tecnología ni la conectividad adecuadas.

 

Desde Atenea indican que “la brecha tecnológica castiga doblemente a los estudiantes provenientes de hogares pobres”. Al respecto, el informe también menciona el esfuerzo de algunas universidades por entregar becas de conectividad a aquellos estudiantes con dificultades para acceder a internet.

 

Hasta que la pandemia lo impusiera en todos los niveles, la introducción de modalidades a distancia y semipresenciales era paulatina y relativamente reciente en el modelo universitario argentino, que ha sido concebido desde sus inicios como un dispositivo de educación presencial, rasgo en estrecha vinculación con la masividad y la gran calidad de nuestro sistema, características, ambas, reconocidas mundialmente.

 

Pero, además, si bien en la actualidad hay muchas universidades que implementan la educación a distancia en algún tramo de la formación de grado o de posgrado, esas experiencias se limitan a cierto número de carreras.

 

En este sentido, puede observarse que el desarrollo de competencias profesionales en carreras con alto grado de formación práctica requiere de abordajes donde la comunicación presencial entre docentes, tutores y estudiantes es difícil de reemplazar.

 

Por tal motivo, la interrupción de las clases ha afectado de manera particular a los estudiantes que realizaban sus residencias o transitaban trayectos prácticos hacia el final de sus carreras.

 

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