viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº1962

Gremiales | 14 may 2020

ANALISIS

Campana de largada: en plena pandemia se inició la discusión sobre la futura CGT

Los grupos comenzaron la “rosca” interna pensando en las nuevas autoridades, que podrían elegirse en septiembre de este año. La conducción se juntó con grupos afines para plantear una agenda en común, y recibió algunos reproches. El moyanismo comenzó el “operativo desgaste”, para intentar desde afuera hacerse su lugar en la disputa.


Por: Diego Lanese

Mediante una resolución oficial, el Ministerio de Trabajo nacional extendió hasta septiembre de este año los mandados de los dirigentes gremiales, ante la imposibilidad por la pandemia de realizar elecciones. Como ya había dispuesto en marzo, la cartera laboral tiro para adelante las disputas, incluyendo la más importante de este año en el plano sindical: la conducción de la CGT. En agosto vencen los mandatos de Héctor Daer y Carlos Acuña y el resto del consejo directivo, pero recién un mes después –si se levanta el actual estado de emergencia –se podrán buscar sus sucesores. Pero esta medida no calmó la interna, que en los últimos días salió de hibernación, y empezó la nueva etapa: la de la “rosca”.

 

Los grupos están bien marcados. Por un lado, la conducción que tienen “gordos” e “independientes”, que hasta ahora suman aliados de peso, como transportistas y ex MASA. Del otro, el moyanismo y la Corriente Federal, detrás del llamado Frente Sindical para el Modelo Nacional. En el medio, varios subgrupos que pululan por un lugar en el reparto del poder, y que jugarán un papel importante cuando haya que contar los “porotos”. Hasta ahora, los interlocutores ante el gobierno son los integrantes de la “mesa chica”. La relación personal de Daer con Alberto Fernández sirve para consolidar esta legitimación, y la foto de la otra semana junto a los industriales fortaleció esta idea. Pero también abrió una grieta.

 

Las críticas al acuerdo con la Unión Industrial Argentina (UIA) que estableció una rebaja del 25 por ciento en los salarios de los trabajadores que no cumplen tareas en el aislamiento social generó una catarata de cuestionamientos. Por eso, rápida de reflejos, la conducción de la central obrera llamó a los dirigentes cercanos para discutir este jueves una agenda vinculada a la actual crisis laboral y sanitaria. En busca de respaldo, se ponderó “el espacio que nos da el gobierno en la toma de decisiones”, según destacó uno de los voceros del oficialismo cegetista. Pero Política de Sur pudo saber que esto no fue suficiente para calmar las aguas. La presencia de Juan Carlos Schmid por la CATT tranquilizó a la conducción, que busca hacer “las paces con el ex integrante del fallido triunvirato.

 

Un reclamo que se escuchó fue el reparto de fondos de las obras sociales. Cómo informó esta semana Política del Sur, la crisis de las entidades que forman la seguridad social están llevando a varias a la suspensión de servicios de sus prestadores, que a fin de mes se puede intensificar. Los problemas en el reparto de los fondos fue uno de los reclamos a la mesa chica cegetista. En ese punto, se pidió un mecanismo más claro, ya que en la última entrega Hugo Moyano, cuya obra social es relativamente chica, recibió fondos por encima de lo habitual. En ese punto, José Luis Lingieri será el encargado de negociar con Ginés González García nuevos recursos para evitar el colapso.

 

El moyanismo se reagrupa

 

En tanto, los sectores más combativos, que forman parte del Frente Sindical para el Modelo Nacional, esperan mayores definiciones sobre el congresal que definirá autoridades, pero ya trabajan en lo que algunos llaman “operativo desgaste”. Después de un tiempo de relativo silencio, salieron a cuestionar a la conducción cegetista, con el acuerdo de rebajas salariales como bandera. En esta tarea está el moyanismo, -que ya salió a candidatear a Pablo Moyano de la mano del dirigente canillita Omar Plaini –y sus aliados, que desde hace tiempo se alejaron de la conducción de la central obrera, y buscan un nuevo lugar de poder en el armado interno.

 

“En la CGT hay que barajar y dar nuevo”, dijo el propio dirigente camionero, que reclamó una renovación en la misma semana que cuestionó el acuerdo con la UIA, que permite una baja salarial de hasta el 25 por ciento en las actividades paralizadas. “Siempre respetando la trayectoria de todos los dirigentes, creo que tiene que haber una renovación. Los trabajadores son los que piden una renovación, una CGT más activa, pero será una discusión que daremos los dirigentes más adelante”, afirmó en declaraciones televisivas.

 

No son pocos los dirigentes que admiten que le sector quiere un lugar de protagonismo en la futura CCT, pero admiten que los números por el momento “no dan”. Según el estatuto de la central obrera la elección es nominal, donde cada sindicato tiene un número de congresales de acuerdo a la cantidad de afiliados. Por esto, es la actual conducción tiene en el grupo de los “gordos”, grandes gremios de servicio, una gran ventaja. Sólo comercio, el sindicato del inoxidable Armando Cavalieri, tiene 1.200.000 de afiliados, una cifra que hoy es demasiado lejana para el Frente Sindical y sus aliados, como la Corriente Federal.

 

El año pasado, buscando equiparar fuerzas, se planteó la posibilidad de sumar a los gremios de la CTA de los Trabajadores a la estructura de la CGT, una decisión capitaneada por Hugo Yasky y su conducción. Incluso hubo un congreso que formalizó el pedido, al que asistió nada menos que el presidente Alberto Fernández, en ese momento candidato. Pero la recepción en Azopardo está más que fría, y no hay ningún ánimo en darle la bienvenida al docente y sus gremios. “No hay voluntad de unidad, muchos compañeros creen que no se pueden sentar con quienes hace años los acusan de burócratas y otras cosas”, admitió ante Política del Sur un dirigente cercano a la conducción. Sobre el aval de Fernández, fue minimizado: “Ese fue un acto de campaña, no un respaldo”, agregó la misma fuente. La respuesta de Yasky va de la mano al aumento de las críticas de Pablo Moyano. “La cúpula de la CGT es un puñado de dirigentes que realmente no tiene la capacidad de expresar lo que el movimiento obrero necesita y reclama”, dijo el diputado nacional en declaraciones periodísticas.

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