Desde el año 95, el 7 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Masturbación, recordando el discurso de la doctora Joycelyn Elders, durante la celebración del Día de las Naciones Unidas contra el Sida, donde aseguró que la masturbación “es parte de la sexualidad humana, y tal vez debería enseñarse”. En tiempos de pandemia y aislamiento social, la práctica se vuelve una alternativa para las personas que están solas, o no. En su habitual columna en el programa radial de Política del Sur, la sexóloga Silvina Lizarraga explicó cómo funciona esta práctica en este momento, y sus aspectos más relevantes.

“Las mujeres tenemos tendencia a darle una sensibilidad a todo nuestro cuerpo como toda zona erógena. Los hombres focalizan más en sus genitales. Todo esto generalizando. El hombre muchas veces se olvida de su cuerpo”, sostuvo Lizarraga en una nueva entrega de su columna. La especialista agregó que “el hombre muchas veces no se permite explorarse en otras zonas que son de mucho placer. Van a lo habitual, van al movimiento de su mano y demás. Hay hombres que se masturban de otras formas que no son con su mano”.

Lizarraga recordó que “hay gente que se masturba sobre un almohadón, o frotándose con otras cosas, como con el borde de la cama o con el respaldo de una silla. El hombre tiene que aprender a conocer otras partes de su cuerpo”. “Las tetillas, los testículos y la entrepierna del hombre son muy sensibles para el hombre. Para muchos hombres los pies son muy sensibles. Hay que explorar eso, tanto las mujeres como los hombres”, explicó la sexóloga.

En este sentido, habló del conocimiento del otro, y remarcó que “muchas veces las mujeres asumimos que a los hombres solo les gusta que chupen ahí, o que toquen ahí. Hacemos básicamente lo mismo que ellos creen que quieren. El ano es un punto sensible del hombre”. Por eso, Lizarraga remarcó que “pasar de la fantasía a lo concreto es distinto. La fantasía tiene que ver con calentarse con determinada situación o persona. Es lo mismo que mirar una película porno”. “Cuando la fantasía pasa a ser realidad, la embarramos. Estamos tan pegados a las imágenes que creemos que lo tenemos al alcance de la mano. Eso no ayuda a encontrarnos con otro”, insistió.

Volviendo a la masturbación, Lizarraga remarcó que “es productiva para la pareja, ayuda al diálogo sexual. Yo me conozco y aprendo lo que me gusta, pero si no lo transmito al otro cae en un saco roto. El poder hablar de sexualidad en la pareja es muy bueno”. “Cuando uno está consigo mismo se arma la fantasía y va directo a un punto. Una cosa es compartir con el otro y otra es estar consigo mismo”, agregó. Sobres los problemas que puede traer, alertó que “la masturbación en el hombre puede generar disfunción eréctil. Muchas veces cuando el hombre se masturba, lo hace demasiado rápido y eyacula. Eso genera que en una relación sexual pueda ser un eyaculador precoz”.