“Sería inmanejable”. Con estas palabras el ministro de Salud Ginés González García anticipó las consecuencias de un brote importante de coronavirus en el conurbano, por lo cual se trabaja intensamente para preparar a la zona para un brote de casos. Según los datos, en una semana en la zona más densamente poblada del país los contagios aumentaron un 53 por ciento, generando preocupación. Una de las medidas necesarias es reforzar la cantidad de médicos y profesionales de la salud que atiendan en los hospitales de la región, además de sumar camas e insumos. Pero versiones periodísticas aseguran que una buena parte del personal de salud habilitado en la provincia de Buenos Aires no quiere ir a puestos de esta zona. Es que el Ministerio de Salud salió a buscar unos 700 médicos generalistas para fortalecer el sistema de salud, pero se encontró con este rechazo en muchos de los aspirantes.

“Les propusimos que vayan a las zonas del conurbano donde más casos hay y al hospital de campaña montado en Tecnópolis. En la primera vuelta de llamados, 7 de cada 10 no aceptaron trasladarse a los lugares que les propusimos. Preferían ejercer en la zona donde viven”, sostuvo una fuente de la cartera sanitaria, citada por el diario platense El Día. La oferta laboral incluye un salario de 65 mil pesos por 36 horas semanales, según la información suministrada. Ante esta situación, toma cuerpo la posibilidad de contratar personal extranjero, una medida que generó polémica en especial por el contingente de médicos cubanos ofrecidos al país, y que fue rechazado por distintos sectores.

La cantidad de médicos que no quieren ir al conurbano alarmó a las autoridades sanitarias, que descuentan en el gobierno que habrá vacantes a cubrir en las zonas donde la enfermedad se mueve con mayor circulación. En este panorama, las mismas fuentes confirmaron que el gobierno provincial acordó con sindicatos y colegios de médicos que los facultativos que rechacen ir al conurbano “trabajen en sus zonas de residencia y vamos a trasladar a los que acepten ir a otros lados”. La alternativa es contratar médicos extranjeros, una iniciativa que generó polémica en especial por aquellos llegados de Cuba, en una misión especial.

En la actualidad, insiste el diario de La Plata, la provincia de Buenos Aires ya acelera la homologación de 173 títulos de médicos extranjeros que viven en el país. Son venezolanos, peruanos, ecuatorianos, uruguayos, bolivianos y paraguayos que habitan el suelo argentino y comenzaron a realizar el trámite académico en el Ministerio de Educación. “Si cubrimos con médicos nacionales, no vamos a necesitar traer médicos de afuera”, aclararon las fuentes bonaerenses consultadas, y reforzaron: “Estamos buscando 100 por ciento acá, no hemos iniciado ninguna tratativa para traer médicos del exterior”. Para los profesionales de otros países la oferta salarial es más baja: 51 mil pesos. La diferencia es que la cartera sanitaria alcanzó un acuerdo con los gremios para elevar el salario de los médicos argentinos.

Las noticias de la posible falta de médicos en el conurbano llegan en momentos que el gobierno analiza contratar profesionales cubanos, que generaron mucha polémica. “En una circunstancia donde hay enormes necesidades de recursos humanos no veo por qué discriminarlos por el lugar de procedencia”, sostuvo el titular de la cartera sanitaria en referencia a los 202 profesionales que llegarán en los próximos días en un vuelo especial de la aerolínea Cubana de Aviación.

En la provincia de Buenos Aires las autoridades afirmaron que evaluarán si son necesarios. La idea generó rechazo. Días atrás, desde la Confederación Médica Argentina (COMRA) manifestaron su descontento ante el inminente arribo de los profesionales de la salud. “En Argentina hay suficientes médicos para enfrentar cualquier emergencia”, sostuvieron en una carta enviada a las autoridades y el propio presidente Alberto Fernández. A la lista de descontentos por la llegada de los cubanos se sumó la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), que en una carta abierta a González García dijo, entre otras cosas, que no se trata de un acto de discriminación.