lunes 12 de mayo de 2025 - Edición Nº2350

Sociedad | 10 abr 2020

OPINIÓN

Rocca (Techint)

El inicio de un imperio con entre dos mundos nos lleva al caso de quien terminaría siendo el creador.


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Por: Antonio Novielli

Agostino Rocca es hijo de Giuseppe Rocca (ingeniero ferroviario) y de Enriqueta Sismondo. Nació el 25 de mayo de 1895 en Milán, Lobardia, Italia. Su adolescencia transcurrió en el Colegio Militar de Roma para pasar, después de unos años, a la Academia Militar de Torino. Participó activamente en la Primera Guerra Mundial, donde resultaría condecorado por su labor en el campo de batalla.

Con su espíritu “emprendedor”, en 1921 obtuvo el título de ingeniero industrial y electrónico en el Politécnico de Milán. Se casó al poco tiempo con María Queirazza, heredera de accionistas de la Banca Commerciale Italiana, fundada en 1894 y que llegó a ser uno de los bancos más grandes de Italia. Con Queirazza tuvo dos hijos: Roberto y Anna.

Este banco controlaba Dálmine de Bérgamo, lo que le permitió ser empleado en la misma empresa que producía tubos de acero sin costura. Tiempo después, cuando las empresas siderúrgicas fueron estatizadas por Mussolini, se convirtió en el director general del conglomerado de estas compañías y continuó siendo el vicepresidente de la famosa Dálmine de Bérgamo. Al inicio de la Segunda Guerra, el gobierno fascista reacondicionó las plantas y fábricas para la industria bélica y Rocca fue el encargado de su organización. También, con 25 años fue consultor de la Banca Commerciale Italiana. Con 35 años, llegó a la vicepresidencia.

En la crisis de 1930, el fascismo italiano hizo estatizar importantes empresas al borde del quebranto, haciéndose cargo de su administración el IRI (Instituto para la Reconstrucción Industrial), para lo cual Agostino Rocca es designado como director general, para lo cual reorganizaría las acerías de Terni, la ILVA, la Cogne, la SIAC, entre otras, sin dejar la empresa Dálmine fuera de esta reorganización.

Se crea un holding, al cual se lo llama Fisinder. nuclearia a las empresas siderúrgicas, a lo cual nuevamente Rocca es nombrado su director general. En 1935 se convierte en administrador delegado de la Ansaldo, de Génova, a la que deberá reorganizar íntegramente; aceptando igualmente dirigir el ambicioso Proyecto Siderúrgico de Cornigliano, un gran establecimiento a ciclo integral instalado sobre el mar, que debía representar la base de la nueva industria siderúrgica italiana.

Por lo tanto, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, trabaja y produce por cuenta del gobierno de Benito Mussolini, y aún para los nazis alemanes en la República de Saló, oponiéndose incluso a su envío a los campos de concentración nazis, con grave riesgo para su vida. Incluso, habría intervenido en el salvataje del puerto de Génova, por lo que su adhesión al régimen fascista habría sido formal.

Por eso, al terminar la guerra en 1945, fue absuelto por los cargos que le imputaba el Comitato di Liberazione Nazionale por supuestamente haber trabajado durante el régimen fascista y haber promovido la construcción del establecimiento industrial de Cornigliano, que fabricaba acero. Ante un ambiente de hostilidad, decide seguir su negoción en otro sitio, y llegó a nuestro país.

En 1945 fundó Techint acompañado por su hermano Enrique Rocca, su hijo Roberto, Rodolfo y Eduardo Queirazza (hermanos de su esposa), Roberto Einaudi y otros colaboradores junto a los cuales Agostino Rocca fundó la Techint (Compagnia Técnica Internazionale S.P.A.) italiana como corporación internacional, pero huyó con la llegada de los aliados, desembarca en Argentina al año siguiente fundando Techint Argentina en el mes de mayo, iniciando su actividad con apenas con quince empleados y dedicándose a la importación de maquinaria pesada.

Luego de evaluar el proyecto del gobierno para la extensión de las distintas líneas de gasoductos y en base a la ley  12897 del plan siderúrgico nacional -que sería el primero a realizarse en Comodoro Rivadavia llegando a Buenos Aires para todo el país y realizar estudio de suelo y navegabilidad-, en 1948 compró los terrenos en la localidad bonaerense de Campana, donde llevaría adelante su idea de un centro siderúrgico integrado a 75 kilómetros de la Capital Federal. Allí instala 1954 Dálmine Safta (Sociedad Argentina para la Fabricación de Tubos de Acero)

La expansión se basó en dos líneas: por un lado, en la construcción de establecimientos industriales en el campo metalmecánico, y por otro, los proyectos y puesta en práctica de obras públicas de gran envergadura ligadas a la industria petrolera, eléctrica y a los montajes industriales. Esto le permitiría ir ganando poder.

Roca le aporta a Techint su experiencia, hereda la capacidad productiva alemana, origen de los dueños de la empresa Dálmine a comienzos del siglo XX. Rápidamente, se convertiría en la primera fábrica de caños sin costuras. Por su éxito, sus productos fueron usados en actividades varias: la extracción de petróleo, centrales eléctricas, la industria automotriz y obras civiles.

En esta línea de crecimiento, en 1951 fundó LOSA, fábrica de ladrillos para la construcción; en 1962 anexó a Dálmine la acería eléctrica Siderca; y ese año comenzó a exportar los caños. Esto lo lleva a ganar mercados en Latinoamérica, conocidos por su fuerte resistencia al calor.

Como obras, llevó adelante el complejo vial Zárate-Brazo Largo y la galería del Cristo Redentor, que atraviesa la cordillera mendocina entre Argentina y Chile.

Ya en los años 70 instaló Propulsora Siderúrgica en Ensenada para producir chapas y bobinas laminadas en frío, y en Florencio Varela creó la Sidercolor para pre pintado y revestido plástico de las chapas.

El Grupo Techint y la familia Rocca acompañaron el golpe militar y apoyaron su políticas económicas, llevadas adelante por José Alfredo Martínez de Hoz, de quien eran conocidos por su paso de éste en la Presidencia de Acindar.

“La noche de los tubos” ocurrió cuando a Armando Culzoni, Manuel Ignacio Martínez y Raúl Aroldo Moreno les pasó lo mismo que a Alberto Luis Bedia, donde ingresaron a sus domicilios un grupo de hombres vestidos de civil y encapuchados para llevarlos y nunca más volver a saber de ellos. Los cuatro eran obreros de Dálmine-Siderca.

Compañeros de sector de Alberto Bedia, Eduardo Pitter, en una entrevista a Victoria Basualdo en 2013 afirmó que días antes de su desaparición le dijo que había descubierto que en la caja de la Oficina de Personal los ejecutivos guardaban una libreta negra que tenía los nombres de los obreros que incomodaban a la empresa. También´, afirmó que este tipo de metodología se utilizaba en otras empresas pertenecientes al grupo. En el recuento total, 80 empleados de las distintas empresas pertenecientes al grupo fueron víctimas del terrorismo de Estado.

Entre otros hechos curiosos, podemos mencionar el uso del puerto de la empresa en Dálmine, desde donde por vía marítima se trasladaban a los detenidos al puerto de Buenos Aires.

Este abanico de negocios le permitió a Rocca llegar a tratos directos con los distitos poderes. Así, llegó luego a la privatización de Somisa con ciertos privilegios, debido a que ésta gana la misma a un precio irrisorio. Como consecuencia de ello, más de 8.000 trabajadores quedaron en la calle.

Augusto Rocca falleció en 1978 y dejó el legado a su hijo Roberto, quien falleció en 2003, cediendo el poder al directorio donde estaban sus tres hijos. Paolo es el Jefe del imperio y forma parte del comité ejecutivo de la Word Steel Association, que nuclea al sector del acero a nivel mundial. Agostino (nieto) falleció en diciembre de 2001 y Gianfelice es el encargado de Humanitas, negocio de salud de la familia.

Hoy los Rocca se podría decir que ocupan un imperio propio en Campana: unas 400 hectáreas con 160.000 metros de edificios industriales, una docena de kilómetros de vías férreas propias, caminos, 500 departamentos, escuelas, campo deportivo, iglesia, club y un canal de 2.000 metros.

En su página web afirman que Techint controla un centenar de empresas, de las cuales sólo cuatro importantes están radicadas en la Argentina: SIAT y Siderca por medio de Tenaris, y Siderar e Impeco a través de Ternium. En total, cuenta hoy con 48.000 empleados entre sus empresas radicadas en Argentina, Italia, Estados Unidos, China, Canadá, Brasil, Gran Bretaña, Chile, México, Japón, Rumania, Portugal, Liechstenstein, Uruguay, Colombia, Guatemala, Noruega, Irlanda, Singapur, Indonesia, Islas Vírgenes Británicas y Venezuela.

Paolo Rocca, un empresario ítalo argentino que asumió el mando de la empresa fundada por su abuelo y que llegó a operar en 45 países, con más de 50.000 empleados. Nació en Milán, Italia, en 1952, y a mediados de los 80 inició su carrera en el grupo, después de culminar sus estudios en Ciencia Política en la Universidad de Milán y de obtener un MBA en Harvard. Hoy el holding, controlado por la familia a través de la sociedad San Faustin, tiene su sede en Luxemburgo.

En 1990 asumió como vicepresidente ejecutivo de Siderca, con planta en Campana, y en la actualidad lidera las compañías del holding, que entre otras actividades se dedica a la producción de acero (Ternium), brinda servicios globales para la infraestructura a gran escala (Techint), da soluciones tecnológicas para minería y energía (Tenova) y tiene una red de hospitales en Italia, orientados a la investigación y a tratamientos de la salud (Tecpetrol).

En nuestro país operan Tecpetrol (que es quien revolucionó la producción de gas en Vaca Muerta) junto a Techint Ingeniería & Construcción.

Su fortuna personal, de acuerdo con la revista Forbes, asciende a más de 9.700 millones de dólares y se ubica entre los 500 empresarios más ricos del mundo y el primero de nuestro país.

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