Directivos de la escuela de Santa Catalina de Ingeniero Budge robada y vandalizada cuatro veces en la última semana encabezaron ayer una reunión con padres de alumnos que asisten al establecimiento para concientizar sobre la ola de inseguridad que padece el edificio, donde funcionan la Primaria 94 y la Secundaria 71. 

“Lo que planteamos con las familias que se acercaron es tener mayor visibilidad de esta situación y que no quede sólo puertas adentro de la escuela”, señaló en declaraciones al programa radial Política del Sur la directora de la Escuela Secundaria 71, Analía Osorio, quien hizo hincapié en la necesidad de alertar a la Policía ante los hechos delictivos reiterados. 

Cansados de la problemática de los robos y daños dentro de la institución, la comunidad educativa convocó a realizar una actividad para hacer visible la situación, la cual consistirá en un abrazo simbólico. Sin embargo, el conflicto gremial de UTA y el paro de las líneas de colectivos adheridas a la medida de fuerza impidió la presencia de la totalidad de los docentes y vecinos. 

A pesar de ello, las autoridades educativas de ambas escuelas afectadas aprovecharon el acercamiento de las familias que se hicieron presentes para pedir su solidaridad. “Podemos hacer muchas denuncias, pero también necesitamos su solidaridad para hacer visible esto y que llamen a la Policía si ven algún movimiento extraño”, remarcó Osorio. 

Es que la seguidilla delictiva se intensificó en los últimos días, pero no se trata de hechos aislados. “Durante todo el año nos ha pasado en diferentes momentos”, indicó, y al ser consultada sobre el último episodio -ocurrido el fin de semana-, recordó que los delincuentes se llevaron tres ventiladores industriales del comedor y material didáctico utilizado para hacer educación física. 

Debido a que está ubicada en una zona carente de espacios recreativos para hacer deportes como plazas o clubes, la escuela ocupa esa función social para cientos de chicos que durante las vacaciones de verano asisten a sus instalaciones, aunque este año, ante tantos robos, “cada vez hay menos que ofrecerles”. 

Se trata de un lugar donde asisten a clases alrededor de 1500 menores entre la primaria y la secundaria que funcionan sobre Facundo Quiroga 1785.

Además de las cosas robadas, se suman los destrozos. “La última vez perjudicaron todo lo que tiene que ver con las instalaciones eléctricas, se desbordó el tanque de agua porque rompieron el automático. Dañaron aulas y rompieron rejas que ya habían robado anteriormente”, recordó la docente. 

Ante la ausencia de cámaras de seguridad en la zona, los inadaptados permanecen impunes, debido que no hay sospechosos identificados. Sin embargo, todo indicaría que son personas del barrio por la cantidad de tiempo que permanecieron dentro de la escuela para robar y generar tantos daños, incluso vulnerando las alarmas.