Ante el descontento de los empleados y de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra), la empresa La Serenísima de Longchamps decidió dejar sin efecto su decisión de cerrar los fines de semana.

El delegado general del sindicato, Cristian Oliva, explicó que la decisión de la compañía fue "unilateral" y hubiera afectado a "1400 trabajadores". Además, señaló que hubiera sido una "violación al Convenio Colectivo de Trabajo" y que habría significado una "pérdida salarial de entre 4000 y 30 mil pesos" para los empleados que cumplen con esa jornada laboral.

Cuando el sindicato se enteró de la modificación, hizo presentaciones en el Ministerio de Trabajo e intentó abrir una mesa de diálogo, que según Oliva "no fue exitosa". Por eso, a partir del miércoles el gremio tomó medidas, como la realización de asambleas dentro y fuera de la planta.

Afortunadamente, el jueves La Serenísima comunicó que dejaría sin efecto su decisión de cerrar los fines de semana. La compañía planteó, en cambio, que abrirá una "mesa de negociación" con el sindicato y las comisiones internas. "Para cualquier modificación que intenten, tenemos que estar nosotros presentes, sin ninguna quita de salarios ni derechos y sin modificar nuestro Convenio Colectivo de Trabajo", remarcó Oliva.

Crisis económica

Según La Serenísima, la decisión de eliminar la jornada laboral de los fines de semana respondía a la "crisis". El referente de Atilra reconoció que la realidad de la empresa "no escapa al contexto del país", ya que "la producción tuvo una merma importante y bajaron las ventas".

Igualmente, remarcó: "Estamos hablando de Danone y La Serenísima, un monopolio que maneja el 80 por ciento del mercado local y que sigue exportando. Lo que ellos entienden por crisis nosotros lo entendemos como pérdidas a las ganancias extraordinarias que tienen."