viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº1941

Opinión | 1 jul 2019

CONMEMORACIÓN

En el 45° aniversario del tránsito a la inmortalidad de Juan Domingo Perón (1974 - 1 de julio - 2019)

“Perón está tan identificado con la Patria que yo veo en él a la Patria misma. (…) Perón es un ideal encarnado. Perón es el ideal argentino hecho figura de hombre. Es el viejo ideal de todas las esperanzas hecho carne. Por eso el movimiento político puede tenerlo como Líder único sin correr el peligro de desaparecer el día infausto que falte Perón, porque siempre quedará Perón al frente de su pueblo como un ideal, como una bandera, como guía, como estrella para señalar en las noches el camino de la victoria.” (Eva Perón, 16 de diciembre de 1949).


Por: José Arturo Quarracino

Hoy se cumplen 45 años de aquel 1° de julio cuando el General Perón partió hacia la inmortalidad. Un vacío inmenso e inconmensurable se produjo no sólo en el “universo” peronista, sino también en la Argentina, ya que dejaba este mundo ese gran argentino que dividió en dos la historia patria. Partía aquel que, como definiera sabiamente Eva Perón, había sido, es y será para siempre el “rostro de Dios” en medio de estos tiempos tenebrosos y de un mundo cada vez más caótico. El amado y querido General recibió el premio de la gloria eterna por haber amado hasta el extremo a nuestra bendita Nación y al Pueblo de la patria por el que ofrendó su vida.

 

Mucho después, gracias al testimonio de historiadores y médicos, supimos que su retorno definitivo -desde noviembre de 1972- y la responsabilidad presidencial que asumió desde octubre de 1973 le significaron a Perón vivir sus últimos meses de vida en medio de graves padecimientos físicos que supo disimular con la estoicidad propia de un soldado cabal, porque nada era más importante para él que cumplir con el ideal sagrado al que había consagrado su vida: forjar la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación. POR ESTOS IDEALES OFRENDÓ SU VIDA, y por estos ideales HOY NOS PIDE A LOS ARGENTINOS DE BIEN QUE PONGAMOS TODA NUESTRA VIDA Y NUESTRO SER AL SERVICIO de esos mismos objetivos por los que él vivió y murió.

 

Ese 1° de julio Perón ingresó a la inmortalidad que Dios le otorga a quienes ofrendan su vida al servicio de su pueblo. Por eso sabemos y estamos convencidos de que PERÓN VIVE en la vigencia perenne que tiene su Legado Doctrinal como reaseguro eterno del futuro de la Argentina. La mejor prueba de que sigue vivo es el ataque alevoso que sufre hoy por parte de una intelectualidad gorila, tan llena de erudición como de mediocridad y pobreza espiritual, que pretende atribuirle todos los males que hoy aquejan y prostituyen la vida política nacional. Paradoja llamativa: para los gorilas, Perón está vivo, mientras que para muchos de los que se proclaman sus seguidores, el gran líder ha quedado en el pasado, y pretenden por eso ser los nuevos “líderes”, ya no de la argentinidad, sino de “la gente” y de “la ciudadanía”. A todos ellos los condena la verdad peronista que afirma que “aquel que se cree más de lo que es, comienza a ser un oligarca”.

 

En definitiva, la luz de Perón sigue brillando en medio de nosotros como llama épica y sagrada que ilumina el camino de la victoria. Y también sigue vivo a pesar del sabotaje que practican y realizan quienes se autoproclaman como sus partidarios, pero que lo único que hacen es lucrar económica y políticamente con su nombre y su figura, postergando la necesaria renovación moral y personal que es necesaria para darle continuidad a la obra revolucionaria de Perón y llevando al fracaso toda posibilidad incipiente de reconstrucción nacional.

 

Por eso, el homenaje que debemos hacer hoy no es el de recordar su memoria ni el de seguir lamentando su partida. El homenaje que hoy se nos impone llevar a cabo es rescatar a Perón del exilio histórico al que lo ha pretendido enviar una dirigencia cansada y avejentada, y continuar su obra reparadora y redentora de nuestra Patria. DEBEMOS LLEVAR A CABO UN NUEVO RENACIMIENTO de nuestra querida Argentina, amalgamada en una matriz espiritual y doctrinal alimentada por la memoria viva de los argentinos que han sido testigos oculares de la gesta histórica ejecutada por Perón y por la energía heroica de las nuevas generaciones que están llamadas a hacer de la Argentina la Patria Grande por la cual vivieron y ofrendaron su vida los grandes próceres de nuestra América hispana, humanista y cristiana. 

 

Como rostro de Dios y como estrella que señala el camino de la victoria, el General Perón ESTÁ PRESENTE EN MEDIO DE NOSOTROS, animando espiritualmente nuestras almas, modelando sabiamente nuestras mentes e inflamando de amor nuestros corazones, para que nos decidamos a ser fieles hijos suyos y a llevar al triunfo final su proyecto nacional, mediante la unión de todos los argentinos de bien.

 

Como bien definió Isabel Perón en su momento, Perón fue “humilde en su grandeza y grande en su humildad” a lo largo de toda su vida. Dios quiera que nos dejemos impregnar e inundar de esa grandeza y de esa humildad para servir a la gran causa del Pueblo y de la Nación argentina, que es la razón y el sentido de nuestra existencia en esta vida.

 

Querido General Juan Domingo Perón, tuyos son el poder y la gloria, para felicidad de nuestro Pueblo y para grandeza de nuestra Nación.

 

¡PERÓN VIVE EN SU LEGADO FILOSÓFICO Y DOCTRINAL!

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