viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº1941

Gremiales | 24 may 2019

ANÁLISIS

El Frente Sindical y el Gobierno buscan condicionar el paro de la CGT

Los gremios combativos se adhirieron a la protesta de la semana próxima, pero decidieron movilizar y realizar ollas populares para visibilizar sus diferencias con la conducción cegetista. En tanto, la Casa Rosada mete presión para evitar el impacto de la medida en el transporte, bajo la amenaza de condicionar las paritarias.


Por: Diego Lanese

El anuncio de un paro de actividades para el 29 de mayo por parte de la CGT generó una nueva ola de negociaciones -internas y públicas- respecto de la que será la quinta medida nacional que la central obrera hace contra el gobierno de Mauricio Macri. A poco menos de un mes de la protesta del Frente Sindical para el Modelo Nacional y sus aliados, la conducción cegetista buscó salir del letargo y recuperar el protagonismo ante un proceso electoral que comienza a venirse encima.

 

Este tema no es menor, ya que los gremios quieren ser parte del esquema del peronismo para las primarias, y una medida de fuerza les sirve para “mostrar músculo”, como se suele decir. Por eso, el paro es mirado de costado por quienes quieren, además, desplazar a los actuales líderes, en un futuro donde haya un hipotético gobierno justicialista.

 

Por eso, el moyanismo decidió romper una tradición histórica y movilizar el mismo día del paro. Además, sumará a organizaciones sociales, con cortes y ollas populares. Desde la Casa Rosada tampoco se quedaron quietos. Con los fondos de obras sociales como botín de discusión, comenzaron a trabajar para una fractura en los gremios del transporte, vitales para el éxito de la medida.

 

El martes pasado, en el predio de Camioneros, el Frente Sindical hizo un plenario de dirigentes y confirmó que parará el próximo 29. En la discusión no faltaron las críticas a lo demorado de la medida y la falta de apoyo al paro que lanzó ese espacio el pasado 30 de abril. “No nos podemos hacer los distraídos”, coincidieron los dirigentes respecto de la medida de fuerza, que será acompañada por este espacio liderado por Hugo y Pablo Moyano y la Corriente Federal, y en el cual confluyen en unidad las fracciones de la CTA, que se sumarán a la protesta.

 

Pero la idea de sumarse al paro incluyó la realización de ollas populares y movilizaciones, algo que no suele verse en protestas de la CGT. “No será un paro dominguero”, anticipó uno de los integrantes del frente, que admitió que en general esa no es la postura de los gremios cegetistas. “Los tiempos cambian”, se limitó a decir como excusa, ante Política del Sur.

 

Para marcar la cancha, además de anunciar la participación en la protesta, los integrantes del espacio difundieron un documento donde rechazan la participación de la CGT en “el supuesto diálogo de los 10 puntos de consenso propuesto por el gobierno”, porque el único objetivo “es proseguir la aplicación de la política económica que hay que modificar”.

 

En la CGT sorprendió el cambio de actitud de Moyano, que ya había dado vía libre a la movilización el 1 de mayo, cuando se instalaron 200 ollas populares contra la política económica y social del gobierno de Cambiemos. “No somos piqueteros”, suelen decir los dirigentes de la central obrera en la intimidad, respecto de los paros y los cortes de calle.

 

El malestar es mutuo: el camionero está enojado con la directiva porque en privado lo llaman y se solidarizan por lo que considera “una persecución judicial” que sufre junto a su hijo, pero públicamente nadie levanta la voz. Para intentar sellar una paz transitoria, el secretario general de UPCN, Andrés Rodríguez, salió a aplaudir la adhesión del Frente Sindical al paro del próximo miércoles. Uno de los principales referentes de la mesa chica de la CGT celebró la confluencia entre todos los sectores gremiales para dar “una señal de protesta y de desahogo de la situación que se vive”. Además, aseguró que con Moyano nunca se dejó de hablar.

 

Estrategia oficial

 

En tanto, en la Casa Rosada, el paro quedó como una mala noticia más. Ante los problemas del armado electoral, la economía que se hunde y la caída de las encuestas, la protesta quedó como parte de un paquete de conflictos que se profundizarán en los próximos días, en especial cuando el panorama electoral quede definido. Primero, como sucedió con las protestas del 30 de abril y el 1 de mayo, buscó explotar algunas diferencias dentro del sector de transporte.

 

La idea de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) de no prestar servicios los feriados hasta que no se modifique el Impuesto a las Ganancias hace que mañana se perfile la falta de transporte público. Por eso, la dirigencia fue convocada a negociar con el secretario de Trabajo nacional, Lucas Fernández Aparicio. Sin acuerdo, a la salida de la cumbre, el titular de la CATT, Juan Carlos Schmid, confirmó que se mantiene la medida, que no se nombra como un paro, pero actúa como tal.

 

Esta medida de la CATT genera dudas entre el resto de los gremios, ya que algunas voces críticas afirman que “afecta nada más que a los trabajadores”, y beneficia a los empresarios. Esas diferencias hicieron que la CATT no se sumara al paro del Frente Sindical, salvo los gremios aeronáuticos, que decidieron hacer los dos días seguidos de protesta.

 

Además de esta negociación, el Gobierno tiene frenados algunos fondos comprometidos para las obras sociales como forma de presionar a la dirigencia. De los 13 mil millones de pesos que concedió en abril mediante un decreto, apenas una parte llegó a las entidades. Por el momento, el parate que se generó en la Superintendencia de Servicios de Salud responde a “cuestiones políticas”, y el paro no hizo más que potenciar esto.

 

La tercera apuesta del oficialismo es dejar que el paro tenga su “normal desarrollo” y centralizar los esfuerzos en las paritarias que se vienen. Esta semana, varios gremios grandes firmaron dentro de un parámetro “amigable” para la Secretaría de Producción: 28 por ciento en cuotas. A esto se le suman las cláusulas de revisión, que son para el cierre del año.

 

La idea de mantener estos acuerdos ocultos responde a una cuestión temporal: la negociación se hará en general con un nuevo gobierno electo o con una relación en camino. Cualquiera de las dos situaciones hace que los males sean menores.

 

Quienes le dieron una mano en ese sentido al Gobierno fueron Antonio Caló y sus metalúrgicos, los gastronómicos de Luis Barrionuevo, los estatales de UPCN y los mercantiles de Armando Cavalieri, que ya tiene acordada la firma y sólo falta formalizarla.

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