Por: Diego Lanese

Casos como el de Canale -recuperada por sus trabajadores-, Siam, Cofco o Gaelle muestran que la crisis económica y social tiene un fuerte impacto en el mercado laboral del sur del Conurbano bonaerense. En los últimos meses, las noticias sobre despidos y suspensiones se multiplicaron, lo mismo el cierre de  fábricas y otros lugares que nutrían de trabajo a los vecinos de los distritos de la región.

El impacto del desempleo en la zona se sintió con fuerza en el último trimestre del 2018. Así se desprende de los datos difundidos la semana pasada por el Indec, que informó sobre un aumento marcado de la tasa de desocupación, la cual está cerca de los dos dígitos. Para el Conurbano, este indicador ya pasó esa barrera y se ubica a más de dos puntos del promedio nacional. La región es la segunda más castigada por el desempleo, sólo superada por el Gran Rosario y Mar del Plata. Los movimientos sociales advierten que sus comedores y merenderos “reciben cada vez más despedidos”.

El jueves pasado, el Indec determinó que en el último trimestre del año creció el número de argentinos que perdieron su trabajo, ubicando la tasa de desocupación en el 9,1 por ciento y acercándose a los dos dígitos. Sólo en los últimos tres meses del año pasado unas 50.000 personas perdieron su trabajo, una tendencia que se acentúa en los grandes conglomerados de la zona metropolitana y el interior del país, donde la desocupación ya está en una tasa de dos dígitos.

En los partidos del Gran Buenos Aires, el organismo nacional aseguró que el desempleo trepó el año pasado al 1,4 por ciento, es decir, 2,3 puntos más que el promedio nacional. Esto ubica a la región en la segunda zona del país con más desempleados, ya que el Gran Rosario y Mar del Plata tienen una tasa de 12,8 por ciento, la más alta del país.

En el promedio, 1.185.000  personas se encuentran desempleadas y en busca de trabajo, de un total de casi 13 millones que representan la población activa en núcleos urbanos de todo el país. “La proporción de ocupados demandantes de empleo llegó en el cuarto trimestre de 2018 al 17,3 por ciento, lo cual representa un salto importante con respecto a un año atrás, cuando medía 14,7 por ciento”, remarcó el trabajo del organismo nacional. Entre los jóvenes de hasta 29 años, la desocupación también aumentó respecto de los índices del año pasado, ya que pasó del 14,5 por ciento al 15,4.

“Todos los días llega gente a los comedores que perdió su trabajo y no le alcanza para comer”, alertó -antes de conocerse los números oficiales- Juan Pablo Nocelli, vocero del MTD Aníbal Verón.

En el marco de la marcha realizada por movimientos sociales el jueves pasado, antes de que se informara la situación, el dirigente le dijo a Política del Sur cómo se vive el drama del desempleo en la región, donde la comida no alcanza y muchas familias deben recurrir a estos instrumentos solidarios. “La situación social que se está viviendo es terrorífica, nuestras organizaciones están recibiendo cada días más desocupados. Desde que comenzó el Gobierno, cuadriplicamos los asistentes, y eso hace que nuestros comedores y merenderos estén desbordados”, sostuvo Nocelli.

Además, según se desprende del informe, la caída del empleo es impulsada por el descenso en la tasa de los varones en 1,9 puntos porcentuales (de 65,7 a 63,8 por ciento), principalmente la disminución experimentada por la tasa de aquellos de entre 14 y 29 años, equivalente a 2,9 puntos porcentuales (de 50,1 a 47,2 por ciento). A su vez, el aumento de la desocupación responde en mayor medida al incremento en la tasa de los varones más jóvenes, que equivale a 4,0 puntos porcentuales (de 11,4 a 15,4 por ciento), aunque también adquiere relevancia la suba de la desocupación entre la población de ambos sexos en edades centrales.

El caso de la localidad rosarina viene siendo motivo de alarma, y el año pasado generó la movilización de los gremios locales, en especial del sector industrial. Según los datos que se manejan en esa provincia, en los últimos cinco meses del 2018 cerraron en el Gran Rosario unas 42 fábricas, lo que generó alrededor de 800 despidos. Además, aumentaron los pedidos de los procedimientos preventivos de crisis, que a comienzos de este año alcanzaban a unos 5.000 trabajadores. Por esta situación, las centrales obreras, por iniciativa de la UOM, pidieron que se declare la “emergencia industrial”.