

La condena a Daniel Lagostena por el homicidio de su pareja, Érica Soriano, se conocerá hoy. A raíz de que el cuerpo de la víctima nunca fue encontrado y que varios testigos apuntaron al crematorio del Cementerio Municipal de Lanús, “las declaraciones serán remitidas a la fiscalía que corresponda para que se investiguen” en paralelo, anunció Marcelo Mazzeo, abogado de la familia Soriano.
Uno de los socios de quienes depende Crematorios del Sur S.A. es Néstor Díaz Pérez, hermano del ex intendente local Darío Díaz Pérez, por lo que el caso podría tener ciertas connotaciones políticas. Sin embargo, hasta el momento, las declaraciones sólo cuestionan al dueño de la funeraria, Leonardo De Simone.
“El comentario dentro del ambiente del crematorio y entre los empleados es que De Simone hacía lo que quería ahí adentro”, aseguró Mazzeo, y agregó que “incluso declararon que él podía entrar cadáveres en forma ilegal, sin los papeles correspondientes”.
Si bien el letrado no descartó una posible participación de personas allegadas al Municipio, aclaró que las implicancias “surgirán de la investigación”. Por el momento, ya “hay muchas escuchas telefónicas al respecto” para encarar “las mafias de los crematorios”, indicó al aire de Política del Sur.
La teoría sobre qué fue lo que pasó con Érica apunta a que Lagostena protagonizó una escena de celos y la asesinó después de una discusión. Para poder ocultar al cuerpo, habría recurrido a su padre, quien habría sido el nexo con De Simone para que cremara el cadáver en los hornos del cementerio.
De Simone vive en una propiedad correspondiente a la familia Lagostena, de la cual nunca pudo comprobar la forma en que la adquirió. “No tiene escritura ni boleto de compra venta; por lo tanto, entendemos que esa casa la recibió en parte de pago por ayudarlos a deshacer el cuerpo”, consideró Mazzeo, quien está a cargo de la causa desde el primer momento.
La última vez que Érica fue vista fue el 20 de agosto de 2010, cuando regresaba junto a Lagostena de una visita al obstetra por su embarazo de más de dos meses. El día anterior, la joven había intercambiado mensajes con una ex pareja para encontrarse en la casa de la madre, y cuando el imputado los descubrió, “detonó una pelea”, detalló el abogado.
Las pericias psicológicas del homicida lo describieron como “un enfermo de los celos con tolerancia cero a la frustración”, según aseguró Mazzeo. A pesar de que el acusado lo haya negado en su declaración, es la versión que sostienen los investigadores.
Lagostena recibirá su condena hoy a partir de las 13 en los Tribunales de Lomas de Zamora por “homicidio en concurso ideal con aborto en contexto de violencia de género”, cuya pena máxima es de 25 años. El letrado calculó que la sentencia estará entre “los 23 y 25 años”.
Además del embarazo en curso y la relación de pareja que mantenía la víctima con el homicida, como agravante se le suma “haber intentado lograr impunidad ocultando el cuerpo hasta la fecha”, sostuvo. La posibilidad de exigir reclusión perpetua para Lagostena por homicidio criminis causa fue descartada por la falta de pruebas contundentes que lo demuestren.
Los tiempos de la Justicia
La condena a Lagostena llegó después de casi ocho años de la desaparición de Érica. A pesar de haber sido siempre el único implicado por el hecho, la Justicia no encontraba pruebas que determinaran su culpabilidad.
El acusado fue liberado en dos oportunidades de la prisión preventiva. Lagostena había estado preso entre mayo y diciembre de 2012, pero fue liberado con el consentimiento de dos camaristas.
Esa fue una de las trabas que hizo que el caso se demorara tantos años. “No se puede beneficiar al delincuente que destruye pruebas para lograr su impunidad”, cuestionó Mazzeo.
La mayor parte de la investigación transcurrió durante el último período de encarcelamiento de Lagostena, desde el 1 de mayo de 2016, cuando se fue recabando información acerca de lo que ocurrió la noche en la que Érica desapareció.
“Hemos llegado hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación con apelaciones y recursos”, recordó el letrado, y aseguró que se pudo determinar que el acusado tenía cuatro teléfonos a su nombre y que hubo una llamada saliente desde el domicilio de Lanús mientras la pareja volvía de Capital Federal.
En cuanto al trabajo de los camaristas que se opusieron a la detención, sostuvo que “son anacrónicos y hay que echarlos porque no sirven para la Justicia. Son los que atrasan, los que ponen palos en la rueda y los que benefician a este tipo de delincuentes”.