La estación de trenes de Avellaneda, hace varios años que modificó su nombre a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en conmemoración a los jóvenes asesinados por la Policía Federal, tras una protesta en el año 2002, dentro de esta estación.
A 23 años de este hecho, producto de la crisis económica y social de comienzos de los 2000, la estación se convirtió en un lugar emblemático y testigo de una difícil época dentro del país. Sin embargo, algunas personas consideran que su nombre debería volver a ser Avellaneda, para remarcar la localidad.
Política del Sur conversó al aire sobre esta cuestión, con el abogado y vecino avellanedense, Ezequiel Picallo, quien afirmó que “nosotros, los vecinos de Avellaneda, no tenemos una estación de tren propia, no tenemos un lugar emblemático como para cualquier comunidad, como nuestra propia estación de tren”.
Si bien el reclamo de Picallo es polémico, el abogado manifestó que “parecería que es una crítica o un ataque hacia el reconocimiento a estas dos personas que, lamentablemente, perdieron la vida en un reclamo social. Y está extremadamente alejado de eso”.
Asimismo expresó que “el reconocimiento se tiene que dar y creo que la política tiene que mantenerlo y nosotros como vecinos también, pero creo que tenemos que analizar en dónde lo hacemos y de qué forma”.
Sin embargo, remarcó que "tenemos que empezar a discutir sobre si esta cuestión de que nosotros podamos suplantar la pertenencia de Avellaneda en algo tan simbólico, tan cultural como es una estación de tren”.
En ese sentido reconoció que si bien la masacre de Avellaneda debe ser recordada porque “lo merece, lo amerita”, tal vez no debería ser en ese lugar ni de esa manera.
“No está en discusión la validez del reconocimiento y la memoria. Lejos estaría de pensar eso y meterme en esa cuestión. Pero tenemos que retomar el espacio público y lo emblemático que es tener una estación de tren con el nombre de nuestro municipio”, subrayó.
Siguiendo en esa línea explicó que la modificación del nombre se realizó a través de la sanción de una ley nacional, con lo cual realizar nuevamente el cambio implicaría acudir nuevamente al congreso de la nación con este pedido.
Siguiendo con lo anterior, sostuvo que “lamentablemente vamos a depender nuevamente de la política, que sabemos que la política en cierta cosas, a lo que no le importa tanto, le da la espalda y pospone o ni siquiera discute. Entonces, yo creo que es un tema que tenemos que debatir”.
“Tenemos que dar la discusión si nosotros simbólicamente y culturalmente queremos continuar sin tener una estación de tren con el nombre de nuestro municipio, el lugar donde vivimos, compartimos y habitamos”, reafirmó y aseguró que “en paralelo y atado a que el reconocimiento hacia Kosteki y Santillán sea fuerte, se mantenga y hasta sea mejor”.