En medio del duelo por la traumática separación de Juntos por el Cambio, el radicalismo bonaerense busca resetearse y apunta a reconstruir el armado de una nueva opción de poder de centro equidistante del kirchnerismo y de la posible fusión del PRO y LLA.
Los alcaldes radicales no pierden aún la esperanza de volver a recrear aunque sea tácticamente una entendimiento con el PRO a nivel provincial, es por eso que algunos intendentes boinas blancas no han cejado en sus contactos con los amarillos con quienes encarnaban un frente de negociación con el Gobernador: “Si somos menos nos debilitamos frente a Kicillof”, suelta a PDS un legislador centenario con un dejo de preocupación.
No obstante, el objetivo principal del radicalismo bonaerense en este año, donde deberá discernir sus autoridades, pasa por reencontrar su identidad partidaria: “Tenemos que volver a ser lo que alguna vez fuimos, un partido democrático y progresista que combata el autoritarismo”, emanan cerca de los alcaldes.
El foro de intendentes que encabeza el rauchense Maximilano Suescún tiene como idea primigenia marcarle la cancha al Gobernador bonaerense respecto a la exigencia de la llegada actualizada y en forma de los recursos a los que se comprometió el mandatario para que le aprobasen el endeudamiento y la Ley Fiscal.
En el radicalismo ya hay voces que aventuran que el 2027 deberá ser encarado con candidatos propios, no descartan de todos modos una alianza electoral con espacios afines en el pensamiento ideológico como los retazos de la Coalición Cívica, el GEN y el monzonismo.
Los intendentes radicales apuntan a tener un rol protagónico y estelar en la consolidación de esa opción de poder, sostienen que gobiernan casi 20 distritos bonaerenses y que de sus filas puede salir un candidato potable que conozca los problemas de la provincia para plantársele tanto al peronismo, que no tendrá la posibilidad de candidatear a Kicillof en 2027, como lo que pueda resultar de la posible fusión entre el macrismo y el mileísmo.
No soslayan los alcaldes que la reconfiguración del radicalismo bonaerense tendrá lugar eventualmente luego del perfil que el partido adquiera una vez llevada a cabo la elección interna que tendrá lugar sobre el filo de 2024.
Allí confrontarán los seguidores de Maximiliano Abad, que se encolumnan en su mayoría en el foro de alcaldes, con el sector rebelde de Facundo Manes a quién responde el diputado nacional platense Pablo Juliano y un bloque político disidentes en la Cámara de Diputados, además tiene al menos la simpatía del líbero tandilense Miguel Lunghi.
Habrá que ver la postura que adoptan tanto el opacado possismo que comenzó a mostrar signos de agotamiento luego de la derrota de su jefe en San Isidro como Evolución, que es el esquema de poder del titular partidario nacional, Martín Lousteau, y que ha ganado varios comités importantes como La Plata y Olavarría: según señalaron a este portal fuentes del sector, no serán convidados de piedra en la elección de autoridades bonaerenses.
Algunos hasta aventuran la posibilidad de que el economista Martín Tetaz, que ha levantado la puntería con un discurso cada vez más confrontativo contra Javier Milei, pueda sumergirse en la lucha interna partidaria como referente evolucionista.
El radicalismo bonaerense ha concentrado sus esfuerzos en una catársica autocrítica respecto a los procedimientos y alianzas electorales llevadas a cabo en los últimos años.
El balance que despuntan de la convergencia con el PRO tiene un sabor agridulce, ya que si bien consideran que el partido logró una recuperación de su caudal electoral del 3% en 2003, también juzgan que los amarillos los aventajaron en protagonismo.
Espetan que durante el gobierno de María Eugenia Vidal fueron convidados de piedra, con escasos lugares en el Ejecutivo y la posesión solitaria de la vicegobernación bonaerense que encarnó el entonces titular centenario provincial Daniel Salvador.
De hecho, el sanfernandense tampoco puede gambetear los ácidos cuestionamientos internos sobre su supuesta condescendencia con la ex gobernadora.
“La etapa con el PRO fue positiva, pero fuimos demasiado indulgentes con algunas cuestiones y no nos dieron la participación necesaria, ahora que hemos ganado varias gobernaciones importantes estamos de pie mientras ellos se han diluido con el mileísmo”, sintetiza a este portal un legislador boina blanca que se muestra seguro de encarar el futuro lejos de los amarillos.
El radicalismo bonaerense entiende que el PRO resolvió formar una nueva sociedad política con el mileísmo a partir del acuerdo bordado para el ballotage contraponiéndose con la postura imparcial que transmitió el Comité Provincia.
Aquel acontecimiento político se vio reforzado por la incorporación de Bullrich y Petri al gobierno de Milei lo que terminó de dinamitar los puentes con los centenarios: “El radicalismo es opositor al gobierno de Kicillof y al de Milei, por eso no tenemos nada que hacer con los libertarios, ese hecho puntual produjo de hecho la separación con el PRO, el radicalismo se puso los pantalones largos”, sintetiza la situación a PDS un dirigente ya curtido en la lides centenarias.