El gobernador bonaerense Axel Kicillof afronta el último tramo de la campaña de manera frenética, con una agenda recargada de recorridas por distritos de conurbano y las principales ciudades del interior.
El mandatario monitorea los números que le pasan periódicamente los intendentes del conurbano al tiempo que siembra distintas hipótesis con su círculo áulico.
El principal temor que advierten cerca del Gobernador es que en la PASO se produzca una merma considerable de participación y que esa circunstancia termine perjudicando las chances del oficialismo como ocurrió en 2021.
Deslizan que si no se logra una victoria sobre las dos opciones de Juntos por el Cambio, aunque Kicillof sea el candidato más votado, puede acrecentar una sensación de derrota difícil de revertir en el imaginario electoral y en la propia militancia: “Nadie vota a derrotados”, susurran.
Esta cuestión tiene afligido de sobremanera al entorno del mandatario bonaerense por eso es que Kicillof insiste en sus bajadas al conurbano sobre la necesidad de movilizar a la tropa propia y apelar a la territorialidad de los intendentes para garantizar una victoria en la provincia.
“Axel entiende que un mal desempeño en agosto repercutirá negativamente hacia octubre”, explica a PDS un legislador provincial peronista.
En rigor, el Gobernador entiende que a diferencia de lo que sostienen algunos analistas la PASO en esta ocasión tendrá un carácter determinante porque reconfigurará el escenario electoral hacia octubre.
En ese menester, Kicillof recorre la provincia pidiendo con ahínco que se vote la boleta completa en lo que concierne a la oferta electoral del oficialista Unión por la Patria.
El otro inconveniente que despunta en la estrategia del Gobernador hacia agosto es que el candidato presidencial Sergio Massa mide bastante menos que los números que registran los alcaldes peronistas en el conurbano y también el mismo Kicillof.
Esa situación es la que moverá al mandatario bonaerense a lanzarse a profusas recorridas por el conurbano acompañando a Massa y mezclándolo con los alcaldes que tienen mejores números: “Tenemos que tratar de que los intendentes le contagien apoyo a Sergio”, sueltan al lado del gobernador bonaerense.
La alarma que encienden en la gobernación bonaerense y que hiela la sangre apunta a que si Massa no tracciona lo suficiente la punta de la boleta pueda tirar hacia abajo al resto de los candidatos peronistas.
Kicillof entiende que Massa debe ser el candidato más votado en la PASO para potenciarlo de cara a octubre y es por eso que no cesa de advertir que no deben producirse cortes de boleta que perjudiquen la estrategia oficial: militar la boleta completa es el reclamo del mandatario.
El oficialismo bonaerense había diseñado una forma de empapar a Massa de peronismo en el tramo final de la campaña, volver a recrear una impronta usual durante los años 80 y 90, emular una caravana por La Matanza como aquellas multitudinarias que encabezaban Carlos Menem y Eduardo Duhalde.
El contacto cara a cara es lo que entienden cerca de Kicillof contribuirá a empatizar al candidato presidencial con el electorado justicialista: “Hay que volver a insuflar la mística y la esperanza de nuevo”, tiró a PDS un legislador provincial peronista que mira con atención el devenir de la campaña.
Sin embargo, la posibilidad de escaramuzas y disputas entre los bandos en pugna en el distrito más populoso de la provincia, los partidarios del intendente Fernando Espinoza y los militantes del Movimiento Evita, hicieron lo suyo para que finalmente se desistiera de la recorrida.
Otra de las movidas que ensaya el Gobernador rumbo a la PASO es su constante apelación al ajuste que tendría lugar si es que la oposición de Juntos por el Cambio llega al poder.
De hecho, es una escenificación que el mandatario nunca abandonó del todo pero que en los últimos días trajo raudamente al centro del ring.
No se cansa Kicillof de despotricar contra el endeudamiento que generó el gobierno de Mauricio Macri y la quiebra de Pymes en la provincia durante el mandato de cuatro años de María Eugenia Vidal.
Del mismo modo, el mandatario provincial interpelará al electorado poniendo de relieve que en la próxima elección se discute el modelo de provincia para las próximas décadas.
Con ese determinismo el Gobernador afrontará el último tramo de campaña donde, más allá de la dialéctica discursiva contra la oposición, también buscará rodearse de intendentes y acompañar a Massa en la mayor cantidad de actos posible porque en cierta manera entiende que en la PASO se juega sensiblemente la posibilidad de continuar cuatro años más en el sillón de Dardo Rocha.
El mensaje que emana del Palacio de calle 6 es unívoco: “Todos deben jugar para la boleta completa sin buscar salvar su propio pellejo”, afirman con contundencia.