La interna en Unión por la Patria adquirió en los últimos días decibeles impensados a partir de la visita de Sergio Massa a la Rural, donde participó de un distendido almuerzo con los referentes del campo a quienes le dejó en claro un dato relevante: recalcó su independencia de decisión respecto a Cristina Kirchner y prometió que en caso de ser presidente no revolverá cuestiones dogmáticas enclavadas en el pasado.
Esa afirmación del ministro candidato motivó una rápida respuesta de su contendiente interno, Juan Grabois, que no solo lo denostó por sentarse con los ruralistas sino que le enrostró el crecimiento de la pobreza y los altos índices inflacionarios.
Si bien en el massismo atribuyen esta reacción del referente social a su estancamiento en las encuestas, hay distintos movimientos en el conurbano que ponen en guardia al campamento del ministro.
Los popes del Movimiento Evita le aseguraron el apoyo de la estructura a Massa en una promocionada visita al Ministerio de Economía, pero habría indicios de que en La Matanza acompañarían la candidatura de Grabois, Kicillof y Cubría.
Cerca de Massa tienen números que lo ponen a Grabois más cerca del 10% que del 5% y pareciera que el objetivo en la campaña del ministro candidato es que el amigo del Papa Francisco no atraviese el umbral de los dos dígitos.
Hace un mes cuando se lanzó la candidatura de Massa la intención era que Grabios testimoniara su participación con un caudal de alrededor de 5 puntos.
“Massa hoy mide cerca de 30% puntos en la provincia y la incógnita es saber cuanto tiene Grabois porque hay mucha dispersión y ocultamiento del voto pero el núcleo duro K podría votarlo”, explica a PDS un analista de opinión que toma el pulso del conurbano.
En el campamento del ministro candidato entienden que los gestos de Massa hacia el kirchnerismo han tenido contundencia hasta donde la impronta del tigrense puede permitirlo y aseguran que no hay margen para más acciones de seducción: “Hay que ocuparse del voto peronista desencantado que puede no ir a votar”, explican.
También entienden que Cristina debe ocuparse de disciplinar a los díscolos y alinearlos con el ministro: “Cristina debe ponerle techo a Grabois”, sintetiza un referente massista a PDS.
El tigrense en los últimos días decidió cargar contra la oposición ahondando sobre la amenaza de un posible ajuste y quita de derechos para los trabajadores si vuelven al poder: Se lo ha visto en spots de campaña secundado por trabajadores que relatan las penurias que les tocó atravesar cuando fue gobierno el macrismo.
El candidato oficial busca sacar al FMI de la discusión de campaña y enfocarse resueltamente en cuestiones que maneja con soltura como la lucha contra la inseguridad, tomando en consideración la importancia supina que la problemática adquiere en el conurbano: “No hay que olvidarse que Sergio fue uno de los impulsores de las policías locales”, recuerda un massista de paladar negro.
Los alcaldes justicialistas, especialmente los del conurbano, destilan preocupación debido a que visualizan que los números de Sergio Massa son magros respecto a los que colectan ellos.
Sienten que la boleta presidencial actúa como un ancla y evalúan la forma de evitar que esa incidencia termine perjudicando sus candidaturas.
Hay sondeos a los que accedió este portal que muestran a Massa en algunos distritos hasta 20 puntos debajo de los alcaldes locales.
En los paredones del conurbano y el Gran La Plata se hallan pocas pintadas con referencia al ministro candidato y abundan los cartelones de los candidatos locales con el gobernador Axel Kicillof.
“Los intendentes esperaban que a esta altura Massa experimentara un crecimiento más relevante pero viene por goteo la cuestión”, trasunta su preocupación ante PDS un legislador peronista ligado a los alcaldes.
El temor de los intendentes es que la boleta nacional los tire para abajo porque parece poco probable que se lleven a cabo cortes de boleta del orden del 20%.
Por lo que todo indica que los alcaldes deberán redoblar esfuerzos para militar la boleta nacional con la intención de que no los sumerja a una situación donde corra riesgo su permanencia en el poder: “Está difícil para los intendentes aunque siempre harán lo necesario para sobrevivir”, desliza socarronamente un referente justicialista con varias campañas electorales en el lomo.
Otro inconveniente que enfrentan los intendentes es la situación económica acuciante, la parcial devaluación encarecerá los productos de importación y se verá reflejado indefectiblemente en los precios durante las dos semanas previas a la PASO.
Ante ese escenario dantesco de desilusión y desencanto que invade a la gente despunta la amenaza del ausentismo como ocurrió en 2021 lo que le propinó una dura derrota al oficialismo que en noviembre logró amortiguar: “Los desencantados son todos votos peronistas del 2019”, asegura otro legislador provincial con los números en la mesa.
En ese sentido diagraman campañas con el foco puesto solamente en cuestiones locales evitando inmiscuirse en temáticas ligadas a la economía nacional: “Los intendentes han actuado como dique de contención, siempre atajando penales”, advierte un diputado peronista cercano a los mismos.
Hoy los alcaldes del conurbano vuelven a convertirse en piezas trascendentales de la estrategia peronista, deberán rescatar a los desencantados y conminarlos a volver a creer apelando al atajo de que si llegase al gobierno la oposición las dificultades para ellos serán mayores.