El radicalismo baila al compás de la interna del PRO

La situación en el radicalismo dista de ser la ideal en torno a la construcción de una oferta atrayente que vuelva a posicionar al partido centenario como una opción viable de poder.

Luego de las elecciones legislativas de 2021, los correligionarios pensaron que tras la buena performance de Facundo Manes en la provincia de Buenos Aires podrían concurrir con un presidenciable puro a la PASO de 2023 e independizarse de la égida del PRO.

Finalmente esos deseos se desvanecieron con mucha antelación por la fuerte caída en las encuestas de Manes y las diferencias que afloraron al unísono de la división del PRO.

El gobernador jujeño, Gerardo Morales, que ya recorre el país con el traje de candidato cerró una alianza con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larrreta, y con Martín Lousteau, lo que generó una situación controversial en el radicalismo ya que lo separó tangencialmente del resto de los referentes partidarios.

Si bien Morales se arrinconó con el larretismo junto a la Coalición Cívica y su objetivo primario pasaría por quedarse con el segundo lugar en la fórmula presidencial detrás del Pelado, lo preocupa de sobremanera la falta de apoyos sólidos en el interior del país: “Gerardo pegó su suerte a la de Larreta y no pensó en el partido”, soltó un legislador provincial ligado al manismo.

En tanto, el grupo de los mendocinos Ernesto Sanz, Alfredo Cornejo y Rodolfo Suárez propician un entendimiento con Patricia Bullrich que alumbró durante los festejos de la Fiesta de la Vendimia en la provincia enclavada al pie de la cordillera gracias a la buena voluntad del operador de la ex ministra de Seguridad, Emilio Monzó.

Ante el desaire de Morales que acordó personalmente con el larretismo, este grupo que se autodenomina Malbec tuvo que recurrir al otro polo de poder del PRO con la intención supina de posicionar a un miembro del espacio para secundar a la Piba.

Según pudo consignar PDS de fuentes cercanas a ese enclave correligionario hoy estarían evaluando la posibilidad de que el gobernador correntino Gustavo Valdez pueda escoltar a Bullrich, aunque también se maneja la opción de Carolina Losada si es que no decide competir por la gobernación de Santa Fe.

El radicalismo admite que se hace inevitable conformar binomios cruzados con el PRO ante el poco vuelo que han tomado en los sondeos el jujeño Gerardo Morales y el derrumbe de Facundo Manes, que coqueteó en primera instancia con sectores del Peronismo Federal que encabeza el cordobés Juan Schiaretti para finalmente confluir con el bullrismo tras una reunión relámpago con el ex presidente Mauricio Macri.

El límite que el radicalismo se impone es el de Javier Milei, el libertario es mirado con recelo por los correligionarios máxime luego de las despiadadas críticas que ha realizado al ex presidente Raúl Alfonsín.

Si bien inquieta al sector Malbec el acercamiento de Pato con el libertario, emisarios bullristas los tranquilizan deslizando que la alianza con ese espacio centenario es indisoluble y que la acompañará en la fórmula alguien de ese reducto político.

Inquietud de los alcaldes bonaerenses

Los intendentes radicales del interior profundo de la provincia de Buenos Aires muestran su preocupación y comparten el mismo diagnóstico que sus colegas amarillos: piden una fórmula única en la provincia de Buenos Aires para evitar internismos y preservar los municipios boinas blancas.

Los alcaldes correligionarios que en su mayoría juegan con el abadismo, el sector del radicalismo bonaerense embanderado tras Facundo Manes,  prometen a Bullrich la estructura necesaria para fiscalizar la elección en el interior provincial.

La conformación de una fórmula única también traería sus complejidades y lo que se resuelva en la ciudad de Buenos Aires repercutirá inevitablemente en la provincia.

Si el PRO logra sintetizar la oferta porteña y unifica candidaturas, se piensa en la posibilidad de María Eugenia Vidal con el guiño de Macri, en la provincia el larretismo exigiría que se apoye a Diego Santilli y que el bullrismo baje a sus tres precandidatos: Grindetti, Iguacel y de la Torre.

En ese sentido, entraría a tallar la puja entre los dos sectores radicales para secundar eventualmente al delfín del jefe de Gobierno porteño.

El radicalismo tiene en la cancha bonaerense a Martín Tetaz por Evolución, Gustavo Posse por el sector enrolado con el moralismo y finalmente el titular partidario, Maximiliano Abad, en representación del manismo.

Entre ese trío tendría que determinar la fuerza centenaria quién es el más potable para subirse a la fórmula de Juntos por el Cambio, sin dejar de reseñar que Posee presiona a la conducción partidaria bonaerense para dirimir en una interna abierta pre PASO quién es el radical mejor posicionado para la pelea bonaerense.

“La interna es imposible hacerla y creemos que Maxi puede ser un buen candidato a vice, ya que aporta juventud y experiencia legislativa”, destaca con confianza alguien del riñón del marplatense.

El juego correligionario está abierto y las próximas semanas serán decisivas para saber si se avanza en una acuerdo con el PRO para determinar una fórmula única o si finalmente el bullrismo, con su negativa impiadosa, lleva a una confrontación que también exhibiría a un radicalismo partido en la provincia.