El kirchnerismo duda sobre avanzar hacia la suspensión de las PASO

La escalada inflacionaria amenaza con hacer volar por los aires la pax alcanzada en el Frente de Todos y esa fue la sensación que envolvió a la coyuntura política cuando la vicepresidenta, Cristina Kirchner, cruzó por primera vez al ministro de Economía, Sergio Massa, al solicitar mayor dureza hacia las empresas formadoras de precios.

Las dificultades que encuentra el titular de Hacienda para desindexar la economía le están haciendo perder el encanto de los primeros tiempos y amenaza con convertirse en calabaza  luego de la medianoche.

Cristina advirtió por la necesidad de apuntalar los ingresos de aquellas personas que hoy están sumergidas en la indigencia: la Vicepresidenta autorizó el beneficio del dólar soja para cerealeras y productores durante un mes con la condición de que de allí saldría un aporte con carácter extraordinario para quienes se encuentran instlados en la base de la pirámide social.

Ha trascendido por estas semanas la posibilidad de que Massa pueda encarar un programa de estabilización similar  a lo que representó el Plan Austral en 1985 o la convertibilidad, sin embargo parece difícil que el kirchnerismo acepte una medidas de este tipo que presupone una brusca devaluación con antelación de las pautas de congelamiento de precios y salarios.

Esa hipotética devaluación podría llevar de movida la inflación mensual a dos dígitos antes de lograr un ancla en las expectativas.

Está claro que en año electoral es complicado que Massa pueda lograr el ok para avanzar en una intentona de esta envergadura, a lo que debe añadirse que tanto Alfonsín como Menen transitaban el primer año y medio de mandato y mantenían incólume su poder político cosa que hoy no ocurre con los principales dirigentes del Frente de Todos.

A todo este menester, los intendentes peronistas de la Primera y Tercera sección electoral acentúan sus encuentros buscando formas coordinadas de morigerar el impacto negativo del costo de vida en los menguados ingresos de los habitantes del conurbano bonaerense.

Las situaciones de carencia que se visualizan en el Gran Buenos Aires, verdadera meca del peronismo, son la mayor inquietud que envuelve a aquellos alcaldes.

Saben que habrá un ralentización de la obra pública por el ajuste presupuestario nacional a lo que debe anexarse que deberán soportar mayores costos en las licitaciones en marcha y en las demandas de los empleados municipales que pugnan por reabrir las paritarias.

Es justamente por estas razones antes esgrimidas  que le exigen a Nación y a la provincia algún tipo de compensación económica extra.

Los números del INDEC son contundentes: en el Gran Buenos Aires la pobreza es del 42% y la indigencia del 11,9%, valores superiores respecto a la media nacional.

Vale la pena aclarar que esos números reflejan la situación imperante durante la primera parte del 2022 cuando todavía la brusca subida del dólar post renuncia de Martín Guzmán no hacía sentir su impiadoso impacto.

Hay estudios de la UCA que pronostican para el segundo semestre un nivel de pobreza cercano al 45% en el conurbano y con una inflación que parece no querer descender del peldaño consolidado del 6% de piso.

Estas cifras son las que ponen los pelos de punta al gobernador Axel Kicillof teniendo en cuenta la incidencia que tienen en la elección provincial estas vastas zonas que son capaces de volcar una elección.

Además, en el gobierno bonaerense alertan que hay un reservorio de personas que no han efectuado su trámite para conservar el subsidio a la energía y el gas, y que por sus limitados ingresos estarían contemplados dentro del universo de beneficiados.

Ante esto es que se decidió reabrir una fuerte campaña publicitaria  para instar a anotarse en los registros a aquellos bonaerenses que podría seguir recibiendo el subsidio: calculan en el palacio de calle 6 que representan alrededor del 35%.

El Gobernador presume el impacto negativo que traerá aparejado en aquellas familias recibir a partir de noviembre las tarifas actualizadas por las que deberán abonar el pleno del consumo.

Aparecen dudas en el FDT por la suspensión de las PASO

Cuando todo hacía vislumbra que el peronismo actuaba en bloque homogéneo para voltear las internas obligatorias factores internos que conviven en su propio seno le han puesto paños fríos a tal especie.

El presidente Alberto Fernández, relegado a un papel secundario, es quién comenzó a adoptar una postura de resistencia a una posible suspensión de las primarias.

Es que aún alberga la posibilidad remota de poder competir por la candidatura presidencial del Frente de Todos, además tiene el apoyo de sus aliados del Movimiento Evita que quieren competir con candidatos propios en algunos distritos del conurbano como refleja el caso emblemático de La Matanza donde la “Colo” Patricia Cubría desafía a Fernando Espinoza.

Quién también comienza albergar dudas es Cristina Kirchner: en el Instituto Patria razonan que en ese caso podría darse la paradoja de que Juntos por el Cambio se quiebre por las diversidades imperantes y se despierten tentaciones de un sector del peronismo, ligado al massismo y los gobernadores, de ensayar un acercamiento con el radicalismo o el larretismo quebrando el monolítico liderazgo de Vicepresidenta dentro de la estructura del movimiento que creó Juan Domingo Perón.