Una vez más las realidades económicas, afirman definitivamente la consolidación de un nuevo sistema, no sólo para la creación, sino también para la circulación de la riqueza.
Estamos frente a un salto hacia un nuevo sistema de producción con un alto nivel tecnológico, más allá de la producción masiva, hacia una creciente adaptación a las necesidades del mercado. Buscando tal vez, en lugar de la comercialización y distribución masiva, nichos de mercado hacia donde orientar la producción y la comercialización. Modificando los conceptos enseñados hasta el momento en distintos estamentos educativos.
Estos cambios que se están operando en el mundo en todo los aspectos: económicos, políticos, religiosos, etc. tienen como soporte principal, el conocimiento y el intercambio de los mismos, cada vez funcionando a mayor velocidad.
Esto nos lleva a preguntarnos.
¿Qué formación les estamos dando a las nuevas generaciones?
Un mundo nuevo, con vicios viejos.