Kravetz (¿y Grindetti?) dejaron sin Copa Argentina a Tigre y Los Andes, ¿para marcarle la cancha a Russo?

Ni siquiera importaron los socios del Milrayitas o del Matador que, bien tempranito a pesar del frío, se acercaron a sus sedes para obtener una entrada. La Copa Argentina, una vez más, quedó presa de los egos, las cuestiones políticas y de intereses que poco tienen que ver con la pasión del hincha pero que (claro está) siempre están ligados al fútbol.

Y luego de mil idas y vueltas, el partido que iba a disputarse este miércoles en cancha de Lanús finalmente fue suspendido de manera unileteral por el Municipio que comunicó la negativa a ser sede del encuentro cuando restaban apenas 24 horas para la realización del mismo. 

Insólito por dónde se lo mire. Un papelón mayúsculo que lleva la firma con puño y letra del Jefe de Gabinete y responsable de seguridad del Municipio, Diego Kravetz, quien comunicó con frialdad su determinación en su cuenta de Twitter hablando de "alto riesgo" y de que el cotejo "perturba la tranquilidad de los vecinos".

Lo que resulta aún más increible es que Kravetz no haya manifestado preocupación alguna ni esgrimido alguno de estos motivos cuando hace poco más de dos semanas (el sábado 14 de mayo) se disputó en "La Fortaleza" la semifinal de la Copa de la Liga entre Racing Club de Avellaneda y Boca Juniors, con un aforo de 33 mil espectadores de ambos equipos que asistieron a Cabrero y Guidi; y con un operativo que contó con 1000 efectivos policiales. Nada modesto el espectáculo como para pensar en que pasó desapercibido entre "los lanusenses".

Los Andes volvía a la Copa Argentina después de 6 años: la última vez del Milrayitas fue en 2016 y por eso la dirigencia del club lomense que preside el sindicalista Victor Grossi priorizó a sus socios, valoró la expectativa del hincha e intentó todo el tiempo que el cotejo sea con público de ambas parcialidades, tomando una postura negativa a jugarlo "sin público" como proponían otras patas de la negociación. 

Pero claro, la pasión del hincha común y corriente poco le importan a dirigentes mezquinos como Kravetz o Grindetti que sólo parecen mover las piezas como si se tratase de un ajedrez que empieza a jugarse con vistas a un 2023 donde el oficialismo no llega con comodidad y donde Nicolás Russo, ex presidente de Lanús y muy cercano a la actual dirigencia del Granate, aparece como uno de los rivales a vencer en la carrera desesperada por lograr un nuevo periodo "amarillo" en la intendencia. 

"Mojarle la oreja", como dicen en el barrio, a "Nicola", viejo aspirante del Frente Renovador e integrante del Frente de Todos a la intendencia, parece ser más importante que tomar decisiones con sentido común. ¿No será que Kravetz está preocupado porque no mide bien en las encuestas en caso de que Grindetti decida no jugar por la intendencia? El partido que iban a jugar Tigre (de vínculos conocidos con Massa y el FDT) y Los Andes (dirigido por el sindicalista Grossi, con todo el amor que los dirigentes PRO sienten por los sindicalistas) quedó trunco nomás o al menos vedado para su público en tierras macristas. 

Toda esta "rosca" claro está, poco le importa a los hinchas de Los Andes y Tigre, que soñaban con ir a alentar a sus equipos en el Néstor Díaz Pérez y que se quedarán con las ganas por los caprichos de un "nene bien" de la política como Kravetz y de un patrón de estancia como Grindetti se empeña por ponerle un freno a todo lo que no es de su agrado mientras transita, quizá, su tramo final al frente de la intendencia sin haber concretado la tan famosa "revolución de la alegría" en Lanús.