Cruje la alianza opositora en la provincia de Buenos Aires

El PRO no deja de producir barquinazos en el marco de su interna, que ya configura un espacio de complejidad que comienza a esbozar un escenario donde se acrecienta la posibilidad cierta de que puedan llegar a las PASO partidos en dos fracciones que intenten sellar alianzas con socios coyunturales.

El portazo que pegó el cada vez más decisivo en el tablero político de la oposición bonaerense, Joaquín de la Torre, a la Vicepresidencia Segunda del Senado es solo una muestra del estado de complejidad en el que hoy se encuentran las relaciones entre las fracciones juntistas, y en sobremanera exhiben inconsistencias que parecen no encontrar un horizonte de discernimiento en el corto plazo.

Por lo pronto, el mensaje del senador provincial basado en su repudio de seguir generando privilegios políticos a espaldas de la gente, se pareció bastante al que argumentó Mauricio Macri cuando hace unas semanas ordenó a los diputados amarillos el repliegue y la no ratificación del proyecto de previsión del Banco Provincia.

El ex presidente argumentó en aquel momento que no se podía ser selecto con ciertos jubilados que considera de privilegio, debido a que los haberes promedio oscilan los 200 mil pesos, y ahora de la Torre vuelve a esgrimir un pensamiento émulo al considerar que no se le podía entregar al kirchnerismo el control de los gastos de las comunas y organismo públicos a cambio de un puñado de cargos.

Cargó también con ese argumento, no solo contra el ala acuerdista del PRO que responde a los intendentes y al larretismo, sino también contra el corazón del radicalismo, sus otrora socios en las PASO 2021.

De la Torre ha adquirido notable preeminencia en el entorno del ex presidente Macri, de la mano de Miguel Angel Pichetto, estas dos espadas del Peronismo Republicano se han acercado raudamente hacia la mirada dura que pregonan los halcones del PRO.

De hecho, se menciona que el mismísimo de la Torre pondría a disposición su estructura provincial para brindarle contención y “fierros” a Javier Milei en línea con la intención del ex presidente de ampliar la alianza hacia la derecha del espectro político.

De esta manera, una vez más la interna de Juntos aparece envuelta en dispares posiciones la hora de votar legislativamente sobre asuntos trascendentes, lo cual abona la hipótesis del abroquelamiento en dos grupos para participar de las internas del año venidero.

El larretismo explora alianzas con el radicalismo

Ante el avance de lo que considera el ala dura amarilla, Rodríguez Larreta intensifica sus movimientos hacia el centro e intenta mostrarse como un candidato moderado.

De hecho ha acercado posiciones con Evolución Radical, el espacio de Martín Lousteau, que ya avisó que luchará por la sucesión del hoy Jefe de Gobierno porteño, pero deja en evidencia el flamante vínculo que este sector del radicalismo ha sellado con el larretismo y los principales intendentes del PRO bonaerense: el platense Julio Garro le cedió una importante secretaría a un alfil del economista, Pablo Nicoletti, en la municipalidad de La Plata.

Por lo bajo, Larreta asume que lanzará su campaña electoral para la presidencia después de las enfervorizadas jornadas del Mundial 2022, piensa en el verano instalar su intención de ir por el sillón mayor de Balcarce 50.

Mientras tanto, viene practicando bajadas semanales al conurbano profundo y se hace un lugar en la agenda para recorrer las grandes ciudades del interior del país.

También mantiene encuentros cada vez más reiterados con los integrantes del círculo rojo, quienes lo instan a preparar en forma perentoria un plan económico con pautas macro para sumar más sectores moderados a la aventura: Larreta explicita ante quién lo quiera escuchar que necesita de apoyo del 70% de las fuerzas políticas para transformar la Argentina. Excluye con picardía la porción del 30% que hoy ostenta el kirchnerismo duro.

También extiende sus contactos con el líder radical Gerardo Morales que no se ruboriza al destacar al Pelado como el ala más progresista del PRO.

Rodríguez Larreta tampoco descuida a su actual contrincante dentro del espacio amarillo, Patricia Bullrich, que por ahora prefiere la pausa que le brinda la paciencia para meditar los pasos a seguir: se dice cerca de la Piba que si juega Macri ella bajaría sus candidatura y lo apoyaría,  aunque en su fuero íntimo fantasea con que el ex presidente pude constituirse en su gran elector y apuntalarla definitivamente.

En la provincia de Buenos Aires el panorama de la carrera hacia la gobernación también esta ciertamente desalineado y los bandos en pugna definen con sus líderes las próximas estrategias a tomar.

Diego Santilli que ve por estos días bastante descolorida su postulación busca acercar el bochín hacia el radicalismo, sabiendo que estos apetecen de algo que al PRO por ahora le sobra: candidatos para el sillón de calle 6.

Exploraría una alianza y le ofrecería una remake del 2015, una fórmula encabezada por él y secundado por un radical.

Macri también mete la cuchara en territorio bonaerense y azuza al presidente del bloque del PRO nacional, Cristian Ritondo para que comience a recorrer con más asiduidad la provincia bajo el ala de su bendición como una forma de mojarle la oreja y empiojarle la cancha al armado del alcalde porteño.