Escenario revuelto en el peronismo bonaerense

Continúa efervescente la interna del Frente de Todos a partir de la agresión a piedrazos que sufrió el despacho de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en la marcha anti acuerdo con el FMI.

En la provincia de Buenos Aires la situación no ha adquirido ribetes de ruptura y se mantiene en cierta manera el status quo que se ha configurado en territorio bonaerense desde la reclusión de Máximo Kirchner en la provincia de Buenos Aires, y fundamentalmente en la comandancia del peronismo provincial.

Ante este escenario, cerca de Kicillof prefieren la cautela, si bien el mandatario expresó su solidaridad con la Vicepresidenta no tuvo lugar en su libreto una condena explícita hacia la Casa Rosada por el episodio.

El Gobernador insiste que el Frente de Todos debe mantener a ultranza la unidad, requisito que considera como indispensable para poder realizar una elección competitiva en el 2023 y garantizar el triunfo en la provincia.

El mandatario ya no esconde sus intenciones veladas de ir por la reelección y lo demostrará en las próximas semanas cuando intensifique sus recorridas por el interior bonaerense para mostrarse inaugurando obras o poniendo en marcha distintos emprendimiento productivos.

Kicillof está convencido de que tendrá que lidiar en esta empresa reeleccionista en la que se ha embarcado con la ofensiva que descuenta desatarán desde la cofradía que han formado La Cámpora con los alcaldes del conurbano, que tampoco ocultan cierta insatisfacción con la reelección del mandatario.

Y ante esa posibilidad, desde el núcleo duro que responde al Gobernador bonaerense mantiene la decisión de enfrentar cualquier candidato que ponga enfrente el dueto que maneja las principales estructuras del peronismo provincial.

Argumentan con números de encuestas en la mano que Kicillof tiene mejor imagen e intención de voto que cualquier postulante de los que estarían en las gateras hacia el año electoral, incluido el mismísimo Máximo Kirchner.

Pero habría otras intenciones en el kirchnerismo que posiblemente no coincidan con las del Gobernador bonaerense, se ha dejado trascender que en la estructura del Frente de Todos se habilitaría internas únicamente para la papeleta de Gobernador pero se buscaría armar listas consensuadas para legisladores y solamente se daría el visto bueno para internas en los distritos sin tierra.

Cada vez adquiere más preeminencia la posibilidad de que la Vicepresidenta pueda encabezar la boleta a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires,ya que en el laboratorio de La Cámpora la piensan como el reaseguro de una victoria en territorio bonaerense.

Razonan que Cristina empujaría hacia arriba la boleta de Gobernador y podría contribuir a materializar el deseo, ya blanqueado en las huestes del comando central del peronismo bonaerense, de quedarse a como dé lugar con la provincia de Buenos Aires el año entrante.

Kicillof tratará en este año de transición que el ajuste de las cuentas nacionales no impacte en un merma de recursos hacia el territorio bonaerense, si bien expresa a viva voz que no hay lugar para el ajuste feroz lo preocupa de sobremanera, no solamente el aumento de las tarifas de electricidad que debe definirse en estos meses para el Gran La Plata y el interior, sino también un posible revalúo de las propiedades como se pactó con el Fondo que sería volcado irremediablemente el año entrante, electoral por cierto, en las boletas del tributo inmobiliario de los bonaerenses.

El juego del albertismo

El Frente de Todos contiene en su seno diversos matices ideológicos que luego del acuerdo con el Fondo exasperaron sus diferencias, el kirchnerismo duro y La Cámpora salieron con los tapones de punta contra el arreglo avisando sobre la posibilidad concreta de perder el gobierno nacional en 2023 si el ajuste pactado se materializaba al pie de la letra.

A esta situación particular se agregó el conflicto entre Rusia y Ucrania que encareció el combustible y los alimentos, y contribuirá a la suba de la inflación por sobre lo profetizado por el Gobierno nacional para el presente año.

En medio de estas circunstancias, los adeptos que reportan al Presidente de la República sostienen que el acuerdo con el Fondo dotó a Fernández de un pragmatismo que le puede servir en la política de diferenciación con el kirchnerismo a la que parece lanzado esta vez sin aparente vuelta atrás.

En ese esquema, no ignoran los seguidores del mandatario nacional, que la provincia de Buenos Aires constituye una piedra basal para toda apetencia releccionista.

Ante esta situación, han puesto la proa y comenzaron con los preparativos para plasmar la conformación de una mesa provincial del albertismo que tendría como referentes al ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis y al de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, y podrían contribuir a enturbiaríar los planes de Máximo Kirchner hacia la consolidación de un espacio monopolizado por su agrupación y los intendentes del conurbano hacia el 2023.

A ese armado incipiente y pretencioso a la vez, podrían agregársele algunos alcaldes del interior bonaerense que han venido mostrando cierta reticencia hacia la estrategia de desmarque ensayada por Máximo Kirchner respecto al gobierno nacional sobre el fin del mes de enero cuando se bajó de la jefatura del bloque nacional.

También cabe la posibilidad de que importantes intendentes del conurbano podrían recalar en ese andamiaje, como el rebelde Fernando Gray y el caza traidores Mario Ishii.