Continúan escuchándose sordos ruidos que emergen de la interna del peronismo en relación al principio de acuerdo alcanzado con el FMI, que deberá pasar por el Congreso Nacional y que motivó el paso al costado de la conducción del bloque oficialista en el Congreso Nacional del jefe de la Cámpora, Máximo Kirchner.
Si bien desde este portal concluimos en base a testimonios irrefutables de importantes fuentes legislativas en que no habría cambios en los lugares de privilegio que hoy ostenta la otrora agrupación juvenil en los estamentos parlamentarios y del Estado provincial, sí comenzaron a registrarse algunos atisbos de revuelo y cierta inquietud en algunos intendentes y legisladores peronistas del interior que en su momento "se tragaron el sapo" de la conducción de Kirchner en el justicialismo bonaerense ante el acuerdo que el diputado nacional alcanzó con la liga de intendentes del conurbano.
El mismo se materializó con la llegada de Máximo a la cúpula del partido y el desembarco de Martín Insaurralde y Leonardo Nardini en el elenco provincial luego de la hecatombe producida en las PASO.
Si bien nada hace presumir que tanto La Cámpora como los intendentes del Gran Buenos Aires puedan ceder algún tipo de presencia en el gabinete bonaerense, comienzan a emerger voces de protestas, todavía en forma subterránea, pero que reflejan algún tipo de estentor en la interna del oficialismo.
Sectores ligados al peronismo tradicional tienen la velada sospecha de que el kirchnerismo puede estar preparando la cancha para montarse en una faceta reticente al ajuste y posicionarse en el escenario político como una alternativa de oposición a partir del 2023.
“Esperemos que el kircherismo duro no esté pensando ya en ser oposición en 2023 cuando todavía faltan dos años de gobierno”, espetó con un dejo de preocupación un importante legislador peronista a PDS.
Hay quienes aducen que el jefe de La Cámpora fundamenta su desacuerdo con el entendimiento con el FMI en la premisa de que a partir del ajuste que deberá practicarse en las cuentas públicas, según reclama el organismo de crédito, aleja la posibilidad de reelección del Frente de Todos en 2023 y en ese esquema de poder político estaría aprestándose para ser la cara visible de una hipotética oposición.
Esta situación angustia a importantes sectores del peronismo bonaerenses que no piensan en tirar la toalla tan rápido y estiman central enfocarse en la gestión en este año y dejar de lado las internas y conjeturas para el 2023.
Es tanta la irritación que irradia de algunos sectores del peronismo del interior que no desestiman la posibilidad de plantarse y proponer la revisión del acuerdo que ellos mismos refrendaron, algunos con disgusto, y colocó en el trono de la jefatura partidaria bonaerense a Máximo Kirchner.
Está claro que este reposicionamiento que proponen algunos legisladores e intendentes del interior puede contar con cierto plafón en las estructuras distritales, pero es escaso el margen de maniobra y sustentación que tendrán al continuar, tal como adelantó este portal, incólume la alianza de los jefes comunales del conurbano con el hijo de la Vicepresidenta.
En el mes de marzo el justicialismo bonaerense debe dirimir en internas la conducción de los espacios partidarios en los distintos distritos de la provincia de Buenos Aires, por lo que de no mediar algún tipo de postergación de los comicios, los apoderados deben presentar las listas confeccionadas antes del fin de febrero.
Pero ante la efervescencia alcanzada por el contrapunto entre el jefe de La Cámpora y el presidente Alberto Fernández y el consiguiente resquemor desatado en algunos intendentes y legisladores del interior, es que alguien pensó que no sería desatinado postergar la concreción de las elecciones internas para cerca de mitad de año tratando de atemperar las consecuencias que podría traer un voto abstencionista de los diputados camporistas al acuerdo con el FMI.
Se da una peculiaridad manifiesta en los distritos donde gobierna Juntos: legisladores y referentes enrolados en el peronismo tradicional han tomado la decisión de jugar la interna a los candidatos promovidos por La Cámpora y que sustentan su pretensión montados en las cajas de PAMI y ANSES.
También está claro que encontrarán obstáculos para esta intentona debido a que las juntas electorales de cada espacio partidario tiene espacial ligazón con quienes integran la cúpula partidaria, por lo que se les hará difícil a los contendientes del interior intentar colar candidatos para participar contra aspirantes del oficialismo peronista que seguramente respondan a la lapicera del acuerdo entre Máximo Kichner y los alcaldes del conurbano.