Cuatro veces estuvo Luis Alberto en las Islas Malvinas. En todas, la razón fue por la guerra. La primera fue a los 19 años, cuando jugaba en el Club Los Andes. Lo reclutaron para formar parte de las tropas argentinas para recuperarlas del Reino Unido. Al igual que otros tantos cientos de soldados, no tenía idea qué le depararía el destino.
“Fuimos a Malvinas pensando que todo se solucionaría de una manera pacífica, diplomáticamente y volveríamos”, recordó a Política del Sur el ex futbolista Luis Alberto Escobedo.
Contó que el primer mes pasó sus días en Puerto Argentino con la monotonía de sus tareas habituales: “íbamos al aeropuerto y descargábamos los aviones, las municiones en los barcos que desembarcaban, tenía que tirar los cables de los teléfonos entre las líneas, por lo que no estuve en el enfrentamiento directo”.
En ese transcurso, a Escobedo no le llegaban las cartas que les enviaba su familia, por lo que el único contacto con el exterior eran “los diarios que decían que la flota (británica) no venía, que iban a tardar”, sin embargo “cuando escuchaba la Radio Colonia de Uruguay decía que la flota venía... y pasó lo que tenía que pasar”.
“Cuando llegó el primer ataque, el 1 de mayo y hundieron el Belgrano (2 de mayo) sabíamos que ya no había vuelta atrás. Tuvimos que soportar y enfrentar algo que no sabíamos qué era, ni la crudeza ni lo feroz que fue”, rememoró.
Con el correr de los días, el asedio inglés a la base argentina aumentó progresivamente, por loq ue los ataques aéreos y navales eran más frecuentes. “En ese momento no pensás, haces las cosas que tenes que hacer, era vivir el día a día, cuando tiraban bombas tenias que salir a correr y no podés pensar en otra cosa”.
Sin embargo la rendición llegó el 14 de junio. “Llega justo cuando los teníamos frente a nosotros”, relató.
“Por un lado sentí alivio, porque terminaba ese padecimiento, y, por el otro, bronca porque no pudimos hacer más para defender esa tierra", expresó el exfutbolista que estuvo como prisionero desde el 14 hasta el 20 de junio, cuando regresó a la plataforma continental del país y se reencontró con su familia.
Sin embargo, tras ese suceso Escobedo pensó en dejar de jugar al fútbol.
“Lo había abandonado, ya no tenía ganas de jugar, pero me surgieron ganas después de ver un partido entre San Lorenzo y Los Andes. Me acerqué para saludar, empecé a entrenar y a las dos semanas ya estaba de vuelta”, rememoró el hombre que vistió las camisetas del Milrayitas, Belgrano de Córdoba, Colón de Santa Fe, Santiago Wanderers de Chile, Vélez Sarsfield, Temperley y Dock Sud, y se retiraría en el 2000.
A 30 años de esa experiencia, Escobedo regresó a las Islas Malvinas en 2012. Algo que para él fue “traumático”.
“Se me cambió la película, las distancias no eran las mismas ni los lugares de cómo recordaba. Pensaba que se combatía a muchos kilómetros de donde yo estaba, pero resulta los tiros, los gritos y los bombardeos fueron ahí nomás. ¡Cómo nosotros no fuimos en la primera línea!”, comentó con un tono entre lamento y festejo.
En 2015 volvió a Malvinas, donde comprendió “lo que pasó” y en 2019 “fue para cerrar un ciclo”.
“La ultima vez, en el cementerio de Darwin a 80 km de la ciudad, con nuestros compañeros cantamos el himno, gritamos “viva la patria” y sacamos fotos con nuestras banderas -la mía decía “territorio argentino”- y justo el chofer que nos había llevado era un kelper que nos denunció. Al otro día nos arrestaron, nos levantaron de la cama, nos sacaron los celulares, nos tomaron testimonio por dos días”, explicó.
A 39 años del suceso, Escobedo toma esta fecha “bastante tranquilo” ya que pudo “cerrar la historia”. Está en el comité olímpico de veteranos y todos los años (salvo los de pandemia) se suele reunir con otros 1500 o 2000 excombatientes para competir en diferentes disciplinas
“Somos historia viviente con la suerte de que hoy podemos contarla, teniendo en cuenta que muchos quedaron allá”, concluyó.