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Deprecated: strtolower(): Passing null to parameter #1 ($string) of type string is deprecated in /home/u831921299/domains/politicadelsur.com/public_html/includes/simple_html_dom.php on line 711 Crónica de una diáspora - Política del Sur
LANúS | 15 JUN 2020
PANORAMA POLÍTICO
Crónica de una diáspora
Tras el fin de la era de Manuel Quindimil, pasando por las gestiones truncas de Darío Díaz Pérez y las derrotas de Julián Álvarez y Edgardo Depetri, el otrora territorio inexpugnable del peronismo hoy exhibe una división de sus dirigentes y falta de conducción en sus referentes.
Se aceraban las elecciones ejecutivas de 2007. Néstor Kirchner era el presidente y su esposa Cristina Fernández lo iba a suceder. Ya se habían sacado de encima al principal promotor de su llegada a la Casa Rosada, Eduardo Duhalde. En el Conurbano bonaerense, el Frente para la Victoria había puesto en marcha el plan para erradicar la vieja estructura de intendentes duhaldistas por dirigentes más afines.
El lanusense Manuel Quindimil podía estar en ese grupo de los denominados “barones del Conurbano” de los 90, pero su historia se remontaba más atrás en el tiempo, ya que había sido electo intendente de Lanús por primera vez en 1973. Finalizada la última dictadura cívico militar, volvió a ser jefe comunal en 1983. Pasaron Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde y Kirchner, pero “Manolo” era el intendente de Lanús.
Para desbancarlo, la Rosada apoyó a Darío Díaz Pérez, diputado provincial y exconcejal. Viendo los vientos de cambio, muchos dirigentes abandonaron al patriarca lanusense y apoyaron al odontólogo como la renovación. Además, contaba en ese entonces con un aval en la superestructura: José Pampuro, ministro de Kirchner.
El fin de la era Quindmil se produjo en 2007. El Frente para la Victoria con Díaz Pérez ganó la intendencia y “Manolo” moriría meses después sin dejar herederos políticos. Los dirigentes manolistas buscaron refugio en algunas alianzas peronistas opositoras al kirchnerismo, como el denarvaísmo, el duhaldismo, el Frente Renovador o el incipiente PRO lanusense, que tenía como referente al entonces ministro de Hacienda porteño, Néstor Grindetti.
La renovación de la renovación
La gestión de Díaz Pérez, jaqueada fundamentalmente por las críticas en materia de seguridad, recibió un tibio aval del electorado en la legislativa de 2009. Mientras, otros intendentes de la renovación del Frente para la Victoria, como Darío Giustozzi (Almirante Brown) y Fernando Gray (Esteban Echeverría), habían tenido triunfos electorales contundentes.
A pesar de la muerte de Néstor Kirchner, el kirchnerismo pudo fortalecer la figura de Cristina Fernández y obtuvo un triunfo contundente en 2011. Díaz Pérez pudo, gracias al arrastre de la entonces presidenta y el gobernador bonaerense Daniel Scioli, ser reelecto en la jefatura comunal.
Sin embargo, así como se planeó en 2007 la renovación de los viejos “barones”, en 2011 la Rosada realizaba otro reperfilamiento, de cariz cristinista.
Díaz Pérez se mantenía leal a la Rosada, pero los vínculos que había tejido para destronar a Quindimil se fueron corroyendo. Era un hecho que Pampuro, caído en desgracia en el cristinismo, ya se había alejado del Intendente. Queda en el recuerdo que el presidente provisional del Senado había mandado a hacer mediciones para intentar ir por la Municipalidad lanusense y desbancar a su exprotegido.
José Luís Pallares, presidente del Concejo Deliberante de Lanús en el primer mandato dariísta, se fue al Frente Renovador con su banca en el Senado provincial. Quien lo sucedió en el comando del deliberativo, Héctor Bonfiglio, comenzaría a ser uno de los gestores en territorio del reemplazo que se planeaba en la superestructura.
El aval de la Rosada lo tenía Julián Álvarez, en ese entonces secretario de Justicia de la Nación e integrante de la agrupación kirchnerista La Cámpora. El abogado comenzó a levantar el perfil en 2012, con el proyecto de la creación del Departamento Judicial Avellaneda-Lanús.
Un año antes de la elección ejecutiva, Scioli fue a Lanús a levantarle el brazo a Álvarez. Un gesto impropio en quien sería candidato a presidente, pero que fue una devolución de gentilezas. El odontólogo llamó al exmotonauta “cáscara vacía” en una reunión. El audio de esas declaraciones se filtraron.
Luego de que el Frente para la Victoria fuera derrotado en las legislativas del 2013 por el Frente Renovador, que llevaba como candidato a primer concejal a Nicolás Russo, Díaz Pérez no fue habilitado por la Rosada para su segunda reelección, por lo que se tuvo que conformar con una senaduría provincial.
El electorado de la Nación y la Provincia de Buenos Aires le dio el aval a Cambiemos en 2015. Algunos intendentes peronistas llevaron adelante gestiones que le permitieron resistir el embate, como Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) o Jorge Ferraresi (Avellaneda). Otros que tuvieron una administración deslucida, como Díaz Pérez o Francisco “Barba” Gutiérrez (Quilmes), fueron reemplazados por los candidatos amarillos.
Fue así que en octubre de 2015, Grindetti derrotó al candidato de La Cámpora y se hizo con la Municipalidad de Lanús. El peronismo no volvería a ganar una elección. Sobre las derrotas de 2013 y de 2015 sobrevuela la sospecha de una responsabilidad de Díaz Pérez.
Candidato se busca
Fuera del poder y con menos lugares en las legislaturas nacionales y provinciales, desde la cúpula del kirchnerismo, establecieron como premisa que los “leales” bajen al territorio. Edgardo Depetri, con domicilio en Lanús, hizo caso y se erigió como el mediador en la disputa Díaz Pérez-Álvarez.
Ante esa disputa, el exdiputado fue como candidato a primer concejal en las elecciones legislativas de 2017. El dirigente del Frente Transversal quedó casi cuatro puntos por debajo de la lista de Cambiemos. Casi como una ironía, la candidata del macrismo fue Noelia Quindimil, sobrina nieta de “Manolo”.
Entre elección y elección, el peso de Álvarez -alejado de La Cámpora- se fue diluyendo. Díaz Pérez continuó como presidente del Partido Justicialista local ante la ausencia de otros nombres y una elección interna de poca convocatoria.
El favor de la cúpula kirchnerista del que había sido beneficiario Álvarez, en 2019 le resultó esquivo. La superestructura, esta vez, le levantó el brazo a Depetri y lo tachó al exsecretario de Justicia.
Allí, en unos comicios más favorables para el peronismo que los de 2015 y 2017, y con el flamante Frente de Todos, que logró la unidad entre varios sectores que estuvieron dispersos, Depetri quedó cinco puntos por debajo de Grindetti.
Los bloques del peronismo en el Concejo Deliberante, que desde 2015 habían tratado de mantener su coordinación sin poder ser una bancada que contuviera a todas sus vertientes, en 2020 terminó de romperse en siete. Sin conducción y dividido, en el peronismo se diluye la posibilidad de marcarle la cancha desde el deliberativo al Intendente, haciendo uso de la mayoría en el recinto.
Dentro del folklore de la política, a los dirigentes de la Unión Cívica Radical se les endilga una afición por las contiendas internas, cosa que ellos mismos admiten de manera jocosa.
Hoy en Lanús, el peronismo se observa como un espejo de los discípulos de Leandro Alem. En el otrora bastión inexpugnable de “Manolo”, se busca sortear la diáspora, mientras piensan en nombres posibles para cortar la racha de derrotas locales.