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GREMIALES | 13 FEB 2020
ANÁLISIS
Con la marcha anti FMI, debutó un polo de “apoyo crítico” al gobierno nacional
Gremios y movimientos sociales se movilizaron al Congreso para repudiar la presencia del organismo y alertar que la deuda “es con el Pueblo”. Son sectores que, si bien se mostraron cercanos a las medidas del Gobierno, tienen agenda propia y le quieren imponer ciertos límites al oficialismo. El rol de los dirigentes sociales que son parte del Ejecutivo.
Con una plaza colmada, movimientos sociales y gremios se movilizaron esta semana para rechazar la presencia del FMI en el país, que envió una delegación en el marco de la renegociación de la deuda externa que inició el gobierno de Alberto Fernández.
Mientras el ministro de Economía, Martín Guzmán, explicaba ante el Congreso la estrategia oficial, la multitud aseguró que “la deuda es con el Pueblo”, y marcó un límite tanto al organismo internacional como al oficialismo.
Entre las filas de este grupo heterodoxo hubo sectores que integran el Ejecutivo, pero que no quieren dejar las calles para marcar su propia agenda.
Durante la protesta se notó la necesidad de casi todos de hacer equilibrio entre el apoyo a la gestión, que tiene apenas dos meses al mando del país, y las reivindicaciones históricas que llevan adelante, incluso antes de la llegada de Mauricio Macri al gobierno.
Este polo tiene a la economía popular como eje central, el sector más castigado de la catástrofe macrista, y el primero en ser atendido por las medidas de Alberto Fernández.
La marcha “anti FMI” marcó el debut de este espacio de poder, con cierta cercanía al gobierno nacional, pero con reclamos y hoja de ruta propia.
Para algunos dirigentes, este sector -que se diferenció con la izquierda, la cual pide el no pago de la deuda e hizo un acto propio. Es hacer “apoyo crítico”, una forma de marcar un límite respecto de lo que se pueda acordar con el organismo, y su efecto en la economía doméstica.
“El macrismo dejó una bomba activada con la deuda, hoy tenemos problemas con la alimentación porque tendría que haber dejado dos meses de alimentos para los comedores y no dejó ni un kilo de arroz”, se quejó Esteban “Gringo” Castro, el flamante secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), el gremio formado para representar a los movimientos sociales y acercarlos definitivamente al movimiento obrero.
Castro le dijo a Política del Sur que “el actual gobierno está desactivando estas bombas, por lo que yo puedo apreciar”.
Desde que asumió Alberto Fernández, las medidas más urgentes estuvieron destinadas a los sectores más vulnerables, en especial de la economía popular, esa masa de informalidad que más allá de lo gobiernos se mantiene estable hace años.
La figura de Daniel Arroyo como ministro de Desarrollo Social es clave, ya que tiene una relación aceitada con los integrantes del sector. “Por supuesto que hay una relación distinta del actual gobierno con los movimientos populares, porque están tomando en cuenta nuestros planteos”, destacó Castro.
En este esquema, varios dirigentes del sector son parte del actual gobierno y estuvieron en la marcha “anti FMI”. Se trata de Emilio Pérsico, Fernando “Chino” Navarro, Daniel Menéndez y Rafael Klejzer, integrantes de los movimientos sociales que hoy tienen cargos en el Ejecutivo.
¿Tensión con la CGT?
Mientras que este polo hacía su debut en la calle, dentro del Congreso Guzmán disertaba, y lo hacía con platea sindical. La conducción de la CGT estuvo en uno de los palcos, lo mismo que Hugo Moyano y varios de los dirigentes cercanos a su espacio, apenas separados por unos metros.
Ambos estuvieron reunidos con Alberto Fernández en la última semana, tratando de acercar posturas por el tema de las paritarias e intentando mostrar que no hay tensión por la idea del Gobierno de eliminar las cláusulas de revisión.
Antes de estas cumbres, Carlos Acuña, uno de los referentes de la conducción cegetista, encendió las alarmas, con declaraciones que sonaron a cierto descontento.
“Veo declaraciones como que pareciera que los responsables de la inflación fueran los salarios. ¿Cómo vamos a conseguir un aumento salarial por encima de la inflación para que haya más consumo?”, cuestionó.
Pero el dirigente fue más allá y apuntó al lema de la marcha de esta semana y la tan mentada deuda con el Pueblo. “En campaña se comprometen y después dan la espalda. No veo que se preocupen mucho por la deuda interna. Es la primera vez que una lista peronista no lleva dirigentes gremiales”,
“¿Quién nos va a defender? ¿Los empresarios?”, disparó en declaraciones radiales. Acuña metió el dedo en la llaga y algunos dirigentes admiten que el tema “limita” la relación con el oficialismo.
El armado de listas y la construcción del gabinete tuvo a los gremios como grandes perdedores, y en tiempos en que comienzan a circular los primeros vientos de conflicto, esto se nota.
En los almuerzos con Moyano y Héctor Daer, el Presidente intentó acercar posturas respecto de la cláusula gatillo, que es la principal diferencia que existe hoy.
“Desindexar” la economía implica para la Casa Rosada dejar de incluir estos instrumentos en los acuerdos, algo que parece lejano, con una inflación estimada para este año del 40 por ciento promedio. En las primeras negociaciones esto quedó claro.
“Para nosotros es indispensable”, dijo un dirigente estatal de la provincia de Buenos Aires, donde esta semana se dieron los primeros encuentros para comenzar a negociar las paritarias 2020.
“Que le pongan el nombre que quieran, sin revisión vamos a perder otra vez, y para nosotros no es posible seguir resignando salario”, alertó ante Política del Sur.
El gobierno de Axel Kicillof también quiere acordar mediante sumas fijas, pero los gremios marcaron una postura contraria. En la primera ronda de discusión no hubo oferta salarial, lo que intranquiliza en la Provincia.
“Hay mucha incertidumbre, la próxima semana tendrán que acercar un número, no podemos seguir contando los problemas sin buscar una solución”, concluyó preocupado el dirigente bonaerense.