jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº1940

Nación | 12 mar 2020

PANORAMA POLÍTICO

Los radicales velan armas (y sueñan ser gobierno en 2023)

El partido centenario marca fuerte la cancha dentro de la coalición opositora en ambas cámaras, y apuesta porque su añosa estructura le garantice un posicionamiento firme con vistas a la conformación de listas en 2021.


La galvanización actual de los bloque opositores encuentra su único motivo en la lucha colectiva por los puestos de contralor vacantes, también lugares por ocupar en la Justicia, además de los apetecibles sillones del directorio del Banco Provincia.

Los legisladores radicales marcaron asistencia perfecta cuando la ex gobernadora María Eugenia Vidal los reunió hace unos días en San Nicolás, y puntualmente les solicitó que mantuvieran la unidad y  advirtió que las luchas intestinas se postergaban para el 2021.

En aquel encuentro, Heidi los conminó a ir por todo: dar la batalla por las vicepresidencias de las comisiones más importante de diputados y endurecerse en la puja por la titularidad del podio del Senado: Legislación General, Asuntos Constitucionales y Presupuesto e  Impuestos.

Solapadamente, Vidal  deslizó que la ambiciosa pretensión desnuda el criterio de negociar la mayor cantidad de vacantes disponibles en el Estado provincial y en los organismos autónomos dispuestos por la Constitución provincial.

Es en este punto donde radica la dicotomía entre los integrantes de la coalición opositora, ya que el radicalismo ha comenzado a encarar un operativo de suave deslizamiento hacia el despegue con respecto a sus socios.

Y es con esa predisposición, que comenzaron a activarse distintos entendimientos con intendentes del partido, que han desembocado en la organización de encuentros en cada una de las secciones electorales bonaerense a las que los diputados y senadores concurren en manada dispuestos a robustecer el ideal de pertenencia.

Maximiliano Abad, titular del bloque de Juntos por el Cambio en diputados, teje sin prisa pero sin pausa coincidencias entre sus colegas legislativos de boina blanca y los alcaldes fuertes de la provincia interior, pero asimismo trata de no irritar al resto del variopinto grupo que conduce, y sobre todo tiende a no despertar susceptibilidades que desaten la batalla interna antes de tiempo.

Sin embargo, los correligionarios juran y perjuran que no son despechados, sobre todo por el ninguneo al que fueron sometidos arteramente cuando gobernaba Vidal, simplemente desdeñan que la mirada está puesta en consolidar un espacio opositor sostenible con o sin sus socios actuales.

No disimulan el deseo manifiesto de apuntalar  un candidato propio a la gobernación en 2023, desafiando en las sombras  a la mismísima María Eugenia Vidal que tiene idéntico propósito.

Esta etapa partidaria es definida por Abad como de mensuramiento de terreno y preparación para la siguiente fase de negociación con vistas al 2021, por lo que considera poco probable que los caminos de los socios se bifurquen antes del 2021.

Con dotes de equilibrista sostiene “Nuestra tarea es fortalecer el radicalismo para potenciar y ampliar Juntos por el Cambio. Y esta tarea tiene un doble objetivo, enfrentar el proyecto autoritario del oficialismo y diseñar una propuesta política moderna y superadora”.

Abad quiere ser candidato a intendente en Mar del Pata y para ese objetivo necesita de la mayor cantidad de voluntades políticas: “Este momento es de acumulación no de ruptura”, retruca.

Mientras tanto los radicales siguen adelante, Trenque Lauquen sirvió de escenario para la primera reunión distrital con la punta de lanza del flamante diputado, el benjamín de la Cámara Baja, Valentín Miranda. Allí encontraron la excusa de la próxima renovación partidaria para elucubrar sus intenciones reales: mostrar los dientes a sus acompañantes circunstanciales de ruta.

En ese encuentro no trataron de disimular su velada pretensión: “tenemos las rebeldía para liderar Juntos Por el Cambio y construir una alternativa para la gente”, manifestaron sin sonrojarse.

Una consigna que no ha caído nada simpática en el campamento del Pro, donde sospechan que con estas rencillas se adelanta el año electoral, “cuando todavía no sabemos con los insumos (cargos y presupuesto) que podemos contar”, argumentan.

El radicalismo apuesta que al final del camino su unidad monolítica  le garantizará un mejor posicionamiento, tanto para las refriegas intestinas como para los acuerdos que puedan tejerse con el oficialismo provincial, ávido de pescar cuanta voluntad ande suelta en el ambiente legislativo.

Adelante radicales!

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