“No se puede prometer lo que no se tiene”, se le escuchó decir a una espada del oficialismo de la Cámara baja.
Desde la oposición legislativa, deslizan que esta situación de escasez de caja trae como consecuencia la falta de cumplimiento en los mínimos acuerdos que se habían trazado cuando se discutieron las principales autoridades de los cuerpos legislativos.
En lo concerniente a la Cámara baja, la inacción quizás encuentre su explicación en el tamaño del contralor para supervisar los gastos administrativos y de los “otros”. Hoy el titular de la Cámara, el lomense Federico Otermín, debe contemplar en su gestión los intereses de la agrupación, la hoy no tan juvenil como antaño La Cámpora, en la cual reviste su esposa, e internamente debe pasar por el filtro de su vicepresidente, Carlos “Cuto” Moreno, con estatura política propia y línea directa con el gobernador Kicillof.
Otermín también consulta impresiones con el mandatario bonaerense y con otro de sus mentores, el alcalde de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde.
También el vicepresidente primero del Cuerpo, el referente del intendente de Lanús Néstor Grindetti, Adrián Urreli, supervisa los gastos y acentúa el zoom para que nada se pase por alto.
El todavía diputado, Santiago Révora, es una víctima de la falta de plata en las estructuras provinciales, ya que esta cuestión estaría demorando su desembarco en la estratégica Subsecretaría de Asuntos Municipales que mantiene contacto de primera mano con las inquietudes de los Intendentes bonaerenses y ayuda, y mucho, en el armado político que pretende ostentar La Cámpora con miras a disputar poder político en el año 2023.
Párrafo aparte para el néstorista Walter Abarca, ex secretario privado del ex presidente Kirchner y con peso específico dentro del espacio oficialista, que se posiciona como potencial candidato a presidir la Comisión de Presupuesto, lugar que también es pretendido por la renovadora, Valeria Arata, que ejercía la Vicepresidencia de la misma.
Respecto a las no menos trascendentes, Asuntos Constitucionales y Legislación General, la indefinición le hace ganar casilleros al diputado massista, Jorge D´onofrio, que en su paso por el senado se desenvolvió satisfactoriamente en las esferas legales que enmarcan el criterio de ambas comisiones.
Es que más allá de los tecnicismos propios que requiere el manejo de las mismas, también se necesita muñeca política para rubricar entendimientos con la oposición.
Pero también se posicionan con expectativa los nuevos diputados que han desembarcado con mucha fuerza y con un sentido de pertenencia muy fuerte con el espacio político que lidera Máximo Kirchner: Gabriel Fernando Godoy; José Ignacio Rossi y Mariana Larroque, hermana del Cuervo.
Por otro lado, despunta con peso propio y muestra credenciales, el ex intendente del Partido de la Costa, Juan Pablo de Jesús, otrora candidato a presidir la Cámara baja que hará valer su influencia y maduración política en la repartija de los espacios.
Un peso pesado, embajador de los intendentes del conurbano, Julio Pereyra, asoma como número puesto para la Comisión de Asuntos Municipales que articula su desarrollo con los intereses y preocupaciones de sus ex colegas.
También las flamantes diputadas peronistas, Soledad Alonso y Débora Galán, ejercerán su influencia en lo relativo a los espacios que comprendan las temáticas sobre igualdad de género y diversidad.
Deberán terciar con Daniel Lipovetzky que no querrá perder el protagonismo adquirido a través de largos años de militancia en la temática en el universo del Congreso Nacional.
El bloque de Cambio Federal, peronistas sin horizonte de poder a la vista, se encuentran en una situación incómoda, son monzonistas que dejaron el ex bloque oficialista de Juntos por el Cambio, pero no logran acercarse a las mieles oficialistas debido a que no adquieren hoy la categoría de imprescindibles.
Desde la vereda de enfrente, Maxi Abad, al comando del conglomerado opositor de Juntos por el Cambio pretende galvanizar su bloque para fortalecer la posición negociadora en futuros acuerdos que se aten, “una vez que tengamos presupuesto”, repiten como una mantra.
Este espacio se conforma con poder lograr la titularidad de aquellas comisiones quizás menos apetecibles, y engrosar su número en las que no presidan para tener una injerencia que les permita pulsear mejor.
En resumidas cuentas, habrá que seguir esperando que la maquinaria legislativa rompa la inercia, hoy paralizada por la falta de presupuesto, combustible esencial para el juego político.
