Actuario es una carrera de Ciencias Económicas que analiza a través de las estadísticas y cálculos matemáticos los riesgos de una industria o una actividad. En el país se estudia en varias universidades, y según las estadísticas, hay unos 50 egresados por año. En la popular película Mi novia Polly, Ben Stiller protagonizaba a un actuario que intentaba identificar los riesgos de su nueva relación de pareja con los instrumentos de su profesión.

En 1983, el actual intendente de Lanús, Néstor Grindetti, recibió su título de actuario, una carrera que los especialistas coinciden en que es compleja y con altos niveles de dificultad. Hacía cuatro años había ingresado como cadete a Socma, la nave insignia de los negocios de la familia Macri. A partir de allí comenzaría una carrera que lo vincularía siempre al macrismo, tanto en la empresa familiar como en la carrera política del hoy Presidente de la Nación.

La carrera política de Grindetti siempre estuvo marcada por el riesgo. Primero fue el encargado de manejar las finanzas de la Ciudad de Buenos Aires mientras Macri era Jefe de Gobierno, lo que le valió algunas denuncias (una por sobreprecios en la construcción de los carriles exclusivos sobre la Avenida 9 de Julio, la obra emblema del macrismo). Ahora, como intendente, es el referente en la difícil Tercera Sección Electoral, bastión histórico del peronismo.

Luego de que Darío Díaz Pérez venciera al decano de los intendentes Manuel Quindimil en las elecciones de 2007, Grindetti comenzó a instalarse en el distrito. Algunos memoriosos recuerdan sus primeros carteles en las vías del ferrocarril Roca, con el habitual amarillo del PRO y su nombre. “¿Y este quién es?”, era una pregunta recurrente por esos años. Al poco tiempo, fue electo concejal, y en breve se volvió una referencia de la oposición al kirchnerismo en toda la región.

Como socio fundador del PRO, apoyó la llegada de María Eugenia Vidal a la Provincia de Buenos Aires, y en La Plata aseguran que es una de las voces más escuchadas de la Gobernadora. Esto hizo pensar hace un tiempo que Grindetti podía tener proyección provincial. Por el momento, mantiene los pies en Lanús.

Considerado un hombre de diálogo, la carrera de Néstor Grindetti tuvo dos momentos complejos: uno cuando sufrió un pedido de captura internacional por una causa vinculada a una defraudación; la segunda, cuando su nombre apareció en los Panamá Papers como dueño de una sociedad offshore entre 2010 y 2013. En ambos casos su actitud fue la misma: ponerse a disposición de la Justicia y esperar.

En la proyección dentro del macrismo, mantuvo una especia de “guerra fría” con Jorge Macri, primo del Presidente. Si bien el intendente de Vicente López es presidente del PRO (el de Lanús es su segundo), la realidad bonaerense parece al revés: Vidal tiene mucho más diálogo con el lanusense que con el de zona norte.

“El liberalismo no existe más, pero nosotros decimos que tenemos que arreglar el tema de los subsidios, lo mismo que el gobierno, pero falta ver cómo se hace, y ahí estaremos cada uno más a la derecha o más a laizquierda. Ahora el gobierno distribuye riqueza que no tiene, porque los recursos no le alcanzan para hacer como quiere hacerlo, y ahí nos diferenciamos con el gobierno”, dijo en una entrevista con Política del Sur en noviembre de 2011, cuando era ministro pero Macri lo presentaba en cada reunión como “el futuro intendente de Lanús”.

Desde esos días, y desde mucho antes, Grindetti supo de cuantificar riesgos. Contra los pronósticos, dijo que Macri sería Presidente, pese a no participar de la elección de 2011, y no se equivocó. Desde esos primeros modestos carteles en Lanús a su posible reelección al frente del distrito, muchas veces las variables conspiraban contra este fanático de Independiente, que supo analizar los momentos, como lo hace hoy, como lo marca su profesión, convirtiéndose en el actuario del macrismo.