Por: Diego Lanese

Gracias a un fallo de la Justicia Laboral, la planta de la metalúrgica Canale ubicada en la localidad de Llavallol comenzó a operar nuevamente, a un año de que se desatara el conflicto que terminó con su cierre. Lo hizo gracias a que se decretara la quiebra y se permitiera a una cooperativa formada por exempleados de la firma hacerse cargo de los destinos de la misma, dedicada a la fabricación de conservas.

 

El año pasado, las cinco plantas de la empresa cerraron sus puertas despidiendo a todo su personal. La larga lucha de los trabajadores, que estuvieron unos 130 días sosteniendo un acampe frente a la planta, dieron sus frutos y ahora la cooperativa busca reactivar la producción.

 

Canale comenzó a tener dificultades en 2016 y el año pasado dejó de pagar los salarios. Hace un año comenzó el largo conflicto que terminó con la autorización a la Cooperativa de Trabajadores Metalúrgicos de Llavallol (Cotramel) a iniciar el proceso de recuperación. En ese tiempo hubo un acampe, una parrilla solidaria frente a la fábrica y varias movilizaciones con otros grupos de despedidos y de trabajadores en conflicto de la zona.

 

“Ya comenzamos a producir”, le dijo a Política del Sur Nicolás Macchi, uno de los voceros de los empleados. Esta semana arrancaron con las tareas, gracias al fallo judicial del Juzgado Comercial N° 2 de Catamarca, que entiende en la causa de la quiebra. Si bien el fallo no es definitivo, mientras esperan la medida final “se podrá trabajar en la firma”.

 La cooperativa formada luego del cierre de Canale cuenta con unos 60 empleados, que podrían ser más si se comenzara a producir en mayor volumen.

 

“Hay muchos compañeros que no se sumaron, pero cuando comenzamos a trabajar volvieron interesados en sumarse. Esperemos poder aumentar la producción para tener más trabajo y fortalecer la recuperación”, agregó Macchi. Por el momento, la firma trabaja con un puñado de clientes, pero buscará aumentar su cartera laboral en los próximos meses.

 

Durante este año de conflicto, que incluyó 130 días de acampe, se realizaron diversas actividades frente a la fábrica, ubicada en la esquina de Libres del Sur y Camino Santa Catalina. Incluso, los operarios ofrecieron sus servicios a la comunidad como una forma de sostenerse, ya que desde noviembre no recibieron los salarios.

 

Antes, la empresa había comenzado a pagar salarios en cuotas, como parte de la crisis. De hecho, los obreros pusieron una parrilla en el lugar donde vendían comida para sostener el fondo de huelga. “La solidaridad de la comunidad fue total, se acercaron siempre a ayudarnos”, destacó Macchi.

 

Ahora, el 9 de julio, junto a otros despedidos y trabajadores en conflicto de la zona, como los choferes del Expreso Lomas, preparan un festival solidario que, además de presentar la Coordinadora de Organizaciones en Lucha (COL), tiene como objetivo “recaudar fondos para sostener la pelea contra el ajuste y los despidos”. Además, se espera que haya trabajadores de Cresta Roja y otras firmas en conflicto de la zona.

 

Desde el 2015, cuando la empresa presentó el preventivo de crisis, hubo despidos y retrasos en los sueldos, lo que generó el primer plan de lucha. Desde ese momento hasta hoy hubo momentos de tensión que terminaron en el cierre de la planta.

 

Los orígenes de los problemas de esta firma datan de 2015, año en el que pidieron un rescate al Gobierno mediante un préstamo del Banco Nación de 1.500 millones de pesos. Sin embargo, la empresa no se recuperó de la debacle financiera que atravesaba y avanzó con la quiebra, que ahora la Justicia confirmó, y con ella esta nueva etapa con la cooperativa en funcionamiento.