A tres años del crimen de Rodrigo Espíndola, el futbolista de Nueva Chicago de 25 años asesinado en el marco de un intento de robo ocurrido en mayo de 2016 en la puerta de su casa de Monte Grande, la causa todavía no tiene fecha de juicio.

 

Fuentes judiciales indicaron a Política del Sur que la investigación ya fue elevada a la instancia de juicio oral y que incluso ya se decidió que será el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 el encargado de juzgar a los seis imputados. Sin embargo, debido a la reciente renuncia de dos de los abogados defensores, se desconoce cuándo comenzarán los debates.

 

Según pudo averiguar este medio, se había programado una “audiencia preliminar”, citada para el lunes pasado, jornada en que las partes del caso iban a determinar el día y la hora en que comenzaría el proceso judicial, pero se postergó por la ausencia de dos de los letrados que representan a los sindicados por el hecho, debido a que renunciaron y todavía no se reprogramó.

 

Son seis las personas que se sentarán en el banquillo de los acusados, quienes afrontan la carátula de “homicidio en ocasión de robo en concurso real con portación ilegal de arma de guerra, sin la debida autorización, en concurso real con daño”. Se trata de Sergio Aldeco, Pablo Campos, Diego Javier López, Lucas Hernández, Wilson Fabro y Ezequiel Pereyra, mientras que otros dos fueron sobreseídos de la causa por pedido del Ministerio Público Fiscal a cargo de la instrucción del caso.

 

El hecho

 

La muerte de Espíndola causó gran conmoción entre los vecinos, que realizaron varias movilizaciones en reclamo de justicia y para pedir seguridad en la zona.

 

El crimen ocurrió el jueves 12 de mayo a las 23.40, cuando el jugador llegaba en un Renault Clío junto a su mujer y su hijo de 2 años a su casa, ubicada en Mitre 159, en Monte Grande.

 

Tras descender del vehículo, su pareja y su hijo esperaban que “Rulo” ingresara el coche en el garaje, cuando apareció un Ford Ka del cual descendió al menos un asaltante armado que lo amenazó para robarle.

 

En las imágenes de una cámara de seguridad de una casa cercana se observa el momento en el que su familia ingresa rápido al garaje y el futbolista sale para evitar que ingrese el ladrón. Luego, pareciera querer salir corriendo y recibió el disparo mortal con una pistola calibre 9 milímetros.

 

El balazo le ingresó en el lado derecho del abdomen y cayó malherido al piso, ante la desesperación de su esposa, que intentó auxiliarlo mientras pedía ayuda a gritos.

 

Tanto los delincuentes del Ford Ka como los que actuaban de apoyo en un Peugeot 208 escaparon del lugar y fueron hasta El Jagüel, donde incendiaron y dejaron abandonado el primero de los coches. Espíndola fue trasladado hasta el Hospital Santamarina de Monte Grande, donde falleció cerca de la una de la madrugada, mientras era operado.